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La "Casa Blanca" está en horas bajas

La Casa Blanca está en horas bajas. Desde que a Ramón Mendoza le dio por dimitir no ha habido momentos de sosiego por el Bernabéu. Molowny parece que hace oposiciones a volver al lugar en el que estaba y los jugadores tratan con demasiada confianza a los adversarios y así les va. El resultado del domingo en Elche, más suena a una maledicencia de la oposición. La única fortuna que acompaña por ahora al Madrid es el Barcelona que, hasta para derrotar al Hércules, las pasa moradas. Yo, si fuera Bernabéu, no me apuraría demasiado porque el único enemigo que tenía el Madrid, el Rayo, también ha comenzado a colocarse donde debía.

La gravedad de la situación del Madrid no está sólo en los resultados. Está en que además, la prensa los publica a la pata la llana, o sea, admitiendo que los contrarios merecieron el triunfo. Y eso sí debe preocupar en la Casa Blanca, porque con prensa canallesca no hay modo de dar satisfacciones a los socios y combatir a la oposición. Dicho sea de paso, la oposición, con eso de que cuenta con una cadena de renombrados restaurantes, celebra por todo lo alto los fracasos del equipo. En este país a lo que se ve a la oposición siempre le gusta comer bien. Conspirar delante de truchas a la navarra, es lo que se hacía antes por la plaza de la República Argentina. En el fútbol se conspira con cociditos madrileños cerca de la Puerta del Sol. En la Casa Blanca las digestionés se ayudan con bicarbonato.Como todo no van a ser disgustos, los chicos de don Raimundo Saporta les ganaron a los de la Penya de Badalona, con lo que han convertido al mismísimo Barga en juez de la liga de baloncesto. Para el Barga queda este año, como casi siempre, el papel de comparsa, pero al menos le cabrá la satisfacción, si vence al Madrid, de conseguir que el título viaje a Cataluña.

En Barcelona, lógicamente, deberían hacerse ilusiones respecto al campeonato liguero, porque dos puntos ya no son distancia. Pero de Cruyff y compañía no hay quien se fe. El único en quien cabía confiar el año pasado era Clares, pero mister Michels no lo puede ver ni en piniura. El domingo, por error, digo yo que por error, porque otra explicación no cabe, le hizo jugar los últimos quince minutos del partido. Clares, el pobre, se limitó en ese cuarto de hora final a marcar un gol que fue el del triunfo para su equipo. Por su contumacia en meter goles será castigado, seguramente a no volver a jugar hasta que el resto de la plantilla esté con las tifoideas. Clares es malo, no tiene la clase de los holandeses en sus botas, pero da la barba.

El Atlético de Madrid volvió a tener problemas para ganar en casa, pero en los minutos finales recuperó su vieja facilidad goleadora. Leivinha no está todavía recuperado, pero ha vuelto a marcar goles a pares. El brasileño necesitará todavía algunas jornadas para volver a poseer su facilidad para el juego de contraataque y habrá que tener paciencia con él, porque jugadores de su talla no surgen todos los días.

Cuando Leivinha olvide los malos ratos de quirófano y las muchas horas pasadas en la grada volverá a ser el jugador excepcional de siempre. Le falta la chispa vital. Le falta la facilidad para ver el juego vertical. Como no es un veterano que pueda ser acusado de falta de ilusión, su vuelta al lugar que ocupaba ha de ser cuestión de tiempo. Leivinha es un gran profesional y un hombre con ideas claras. Quizás los dos goles del domingo le ayuden a desenvolverlo con facilidad.

El Atlético sólo puede aspirar en lo que resta de temporada a cubrir un papel decoroso y ya no sirven, por tanto, de nada los aspavientos. Las esperanzas por seguir adelante en la Recopa no están perdidas. El Atlético ha sido siempre especialista en resolver las más difíciles papeletas. Recuérdese que el año de su doble final con el Bayem, no pudo jugar en casa ningún encuentro cómodamente; triunfó en los desplazamientos y no supo defender durante veinte segundos su título de campeón de Europa. En la Copa española, ya ha hecho el más difícil todavía con la eliminación del Athletic. Cualquier sorpresa por tanto es factible. Pero eso sí, si las lesiones no siguen acumulándose en la plantilla.

Mientras la cabeza de la tabla sigue en ese si es, no es, entre el Madrid y el Barcelona, la cola se ha animado porque los más débiles no se han resignado a la desgracia del descenso. La liga entra ya en la temporada cálida. Una nota curiosa hubo el domingo; ganó el Valencia su partido televisado.

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