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El Salamanca empató con las armas del Rayo

El Salamanca ha sido el segundo equipo capaz de no salir derrotado de Vallecas en la presente competición liguera. Esgrimió las mismas armas que el Rayo: entrega total y fe hasta el final. Practicó además un mejor fútbol, y sí al principio la suerte le fue adversa con dos remates rechazados por la madera, al final consiguió un inesperado empate ante un Rayo que jugó en su línea de fuerza y facilidad goleadora.Los partidos de noche no le van al Rayo. Esta temporada hajugado tres en Vallecas y los tres acabaron con empate. Primero fue el Las Palmas, luego el Huelva en la Copa y el domingo el Salamanca. La igualada a tres goles hay que verla como justa, pues si bien a dos minutos del final los madrileños tenían a su favor dos goles de diferencia, no había habido tal en el terreno de juego. La primera parte estuvo muy nivelada, con fútbol más claro si acaso del Salamanca, y la segunda, tras dominio del Rayo y posterior obtención de sus dos primeros goles, el Salamanca abrió líneas y tuvo fuerzas como para poner en apuros a la meta rayista.

La primera parte tuvo poca historia como consecuencia de la igualdad de fuerzas en el terreno de juego. Rayo y Salamanca jugaron de cara al gol, pero sin descuidar la defensa. González fue quien puso unas gotas de alegría y calidad al partido en sus primeros minutos, y Rezza el que acertó en poner fin a las jugadas del argentino. Hubo escasas acciones peligrosas en este período, pese a que el balón se intentó jugar con verticalidad. Sólo a los 32 minutos de juego el balón llegó a las mallas después de un remate de Guzmán, pero el árbitro invalidó la acción por previa falta al portero.

En la segunda parte el Rayo volvió a ser el equipo que se ha hecho temer en Vallecas. En once minutos tenía ya una ventaja de dos goles en el marcador como consecuencia de una salida furiosa ante la que no se amilanó el Salamanca, pues entre los dos goles que encajó disparó en dos ocasiones al poste por mediación de Alves y Báez. El partido parecía solucionado hasta que llegó un penalti, alto tonto, que obligó al Rayo a buscar nuevamente otro gol que le proporcionara tranquilidad. Este llegó y un minuto después, la expulsión de Landáburu en una acción en la que se le fue el pie inexplicablemente, pues no es un jugador violento.

El Rayo quedó con diez hombres, pero la diferencia de dos goles y los diez minutos que restaban de partido no hacían temer por el resultado. Nuevamente parecía que los madrileños iban a ganar dos puntos sin un fútbol mejor que el del rival, pero la fe del Salamanca, algo que ha faltado a los equipos que han visitado Vallecas, permitió empatar el encuentro. Los charros acosaron mucho y después de que Tanco marcara en propia meta tuvieron el acierto de lograr otro gol de inmediato antes de que el Rayo pudiera serenar su juego.

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