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Entrevista:

"Las elecciones municipales son indispensables en la construcción de la democracia"

Desde ayer se encuentra en Madrid el profesor Douglas W. Rae, director del departamento de ciencia política de la Universidad de Yale, y autor de algunas de las más importantes investigaciones realizadas en el mundo sobre el funcionamiento de los sistemas electorales. Su estudio más reciente, todavía inédito, se refiere a las elecciones españolas del 15 de junio y su proyección sobre unos posibles comicios municipales, y será presentado hoy, en una sesión organizada por el Centro de Investigación y Técnicas Políticas

EL PAÍS: ¿Cuáles son sus primera impresiones sobre el proyecto de ley elaborado por el Gobierno para las elecciones municipales?Douglas W. Rae: He de empezar por decir que en los países anglosajones no tenemos absolutamente ningún sistema electoral de carácter proporcional, y el proyecto de su Gobierno se propone hacer posible un poco de proporcionalidad, aunque no mucho; habiendo tantos distritos que sólo podrán elegir entre cinco y siete concejales y tan pocos que podrán elegir más de veinte, van a producirse inevitables desviaciones de la proporcionalidad.

He tenido oportunidad de examinar otros proyectos, como el del Partido Comunista de España, que muestran mayores deseos de acercarse a la justicia proporcional; esto es laudable, pero no sorprendente en un partido que no llega al 10 % de votación nacional.

EL PAÍS: ¿Hasta qué punto considera usted importante la democratización de la vida municipal?

D. W. R.: Sin meterme en el orden en que debieran hacerse las elecciones generales y las municipales, que es una decisión política de los españoles, está claro que una apropiada democratización de los municipios debe ser elemento fundamental para el diseño completo de la democracia española. La democratización de los municipios va a influir en el sistema de partidos políticos de una manera aún más profunda que las primeras elecciones generales celebradas el año pasado; éstas han proporcionado una primera fotografía de la opinión nacional, que ahora, con las municipales, debe acercarse mucho más a la realidad de España tal cual es.

Quisiera decirle que la construcción de la democracia no es sólo un problema interesante en España, como a menudo imaginan los americanos, sino en mi propio país, ya que hay una gran diferencia entre la filosofía de la democracia en América y el sistema existente, a menudo controlado por intereses financieros y empresariales, como demostró el caso Nixon.

EL PAÍS: ¿Qué puede hacer un experto en ciencia política por una democracia amenazada por intereses financieros y empresariales?

D. W. R.: El papel del crítico de la política es analizar lo que hay detrás de las ideologías y estudiar cuidadosamente la relación que existe entre la corrosión de los distintos soportes de la democracia. Este fenómeno puede incluso poner en peligro la propia democracia, si ésta no se concreta a niveles locales y a las raíces de los problemas sociales y económicos.

La democracia reducida al ámbito nacional no puede ser estable ni real; por tanto, las elecciones municipales son un elemento importante en la construcción de la democracia, aunque no el único, porque existen otros también esenciales, como son la empresa, la Universidad y la familia. A diferencia de otros científicos de la política de mi país, yo pienso que la democracia política depende de la justicia social y económica.

EL PAÍS: ¿Qué tipo de trabajo ha preparado usted para este viaje?

D. W. R.: El trabajo realizado ha partido de una investigación preliminar, basada en algunas interpretaciones de las elecciones parlamentarias del 15 de junio de 1977, y un modelo simple de computadora sobre el funcionamiento de un sistema electoral para las municipales como el propuesto por el Gobierno, comparado con el proyecto del Partido Comunista.

Me interesa destacar, no obstante, que el diseño del sistema político español es asunto de los españoles; no pretendo llegar como profesor americano que da consejos a los españoles sobre sus problemas, precisamente porque Europa ha dado al mundo gran parte de los mejores analistas políticos, como Pareto, Marx o Durkheim. Sin embargo, es necesario tener una base de análisis que pueda dar respuesta a los problemas básicos de cada sociedad según se van produciendo, y en ese sentido, estoy abierto a cuantas consultas quieran efectuarme todos los grupos políticos.

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