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Reportaje:Valverde, una ciudad planeada para descongestionar Madrid / y 2

Un lujo al alcance de muy pocos

El sistema de urbanismo concertado en el que se vio incluido el polígono Valverde consiste en que sea el propio Estado -cuando se creó, a través del Ministerio de la Vivienda- el que, erigido en una figura similar a la de un promotor, urbaniza un terreno concreto, al que previamente ha accedido a la propiedad por medio de la expropiación o de la compensación, y lo pone a disposición de los particulares para que, mediante subasta, lo compren para edificar una serie de viviendas de un determinado tipo, unas industrias que se supone han de crear puestos de trabajo suficientes para los habitantes del polígono y una infraestructura social capaz para ellos. Con ello, según lo previsto por la propia Administración, se podría dar lugar, incluso, a un nuevo municipio que nacía dentro del terreno de otro existente con anterioridad.En esta línea nació Valverde, una vez superada la etapa previa por la que no pasaba de ser una zona en la que habían de ubicarse los ministerios y centros oficiales que estaban atenazando la fisonomía urbanística de Madrid capital y propiciando la congestión total de la ciudad, a través de un movimiento de gente en sus calles -propia y flotante- y de la ocupación de unos lugares de los que estaba previamente necesitada la ciudad.

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Valverde, lo dijimos ayer, es un polígono urbanístico en proyecto, situado al norte de Madrid capital, con una extensión bruta de 1.434 hectáreas, y que limita al Norte con la cerca del monte de El Pardo; al Este con el ferrocarril Madrid-Burgos y la variante de Fuencarral de la carretera nacional 1; al Sur, la línea del ferrocarril de enlaces para Renfe, y al Oeste, otra vez la cerca del monte de El Pardo.

Pero Valverde, en su proyecto, hoy ya no es una superficie en la que se vayan a construir unos nuevos ministerios que sustituyan a los actualmente existentes, sino que es ya un conjunto urbanístico en el que se van a confundir instalaciones de la Administración del Estado -en 189 hectáreas- con edificaciones destinadas a viviendas -464 hectáreas- y otras zonas deportivas y de esparcimiento, tales como parques. Y, desde luego, la extensión de terreno dada a los edificios administrativos no es suficiente como para albergar el gran conjunto de edificios estatales que hoy agobian el centro de Madrid. De lo que se ha hablado, repetidamente incluso, es de que la Dirección General de Seguridad pueda ser una de las instalaciones que, en el futuro, se pueda ver incluida en Valverde. Del resto, no hay nada.

Viviendas de alto nivel

Habida cuenta de que el terreno, una vez urbanizado y con toda su infraestructura, alcanzará unos elevados precios, a pesar de que sea el Estado el que, a través de una subasta -parece ser que ya hay varias cooperativas de viviendas interesadas en el tema- los venda, lo que hoy sí se puede calcular es que en Valverde no serán precisamente viviendas sociales las que se vayan a construir. Es más, la edificabilidad media del polígono, 1,15 metros cúbicos por metro cuadrado, hace pensar en que el tipo de viviendas a construir en el futuro, unifamiliares o no, estarán destinadas, por lo menos en su mayor parte, a personas con un alto nivel de vida.

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Además, y según piensan los maliciosos, la previsión de construcción de una línea de Metro hasta Valverde, con cargo a los actuales propietarios de los terrenos, va a suponer un lujo que sólo unos cuantos podrán pagar, habida cuenta de que hoy en día en Madrid existen muchos barrios mucho más necesitados de ese servicio que no tienen ni remota esperanza de poder llegar a contar con él algún día.

Las cifras de costes del polígono, que ya fueron calculadas por la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Area Metropolitana de Madrid en la memoria del proyecto, hacen presumir que el lujo no va precisamente a faltar en Valverde. Según los cálculos estimativos, en pesetas de hace siete años, el coste total de la puesta en servicio de todos los servicios necesarios, más infraestructura y demás, es de 100.374.352.090 pesetas, a lo que hay que añadir otros 1.940 millones para el Metro.

Pero la Administración no hace Valverde sólo como un servicio a la ciudad de Madrid, sino que obtiene también unos beneficios como resultado de la venta de los terrenos ya urbanizados. Estos beneficios que revertirán al Estado se calculaban, en 1970, en 18.766.197.9 10 pesetas.

Zonas públicas

Las grandes ilusiones que el Ayuntamiento de Madrid tiene puestas en Valverde no son en función de los terrenos que pueda llegar a tener para edificar en el polígono, lo que, por otra parte, le podría beneficiar de cara a descongestionar sus instalciones actuales, ya saturadas. Las ilusiones municipales se basan en otra cosa: grandes realizaciones de carácter social, concretamente, un parque metropolitano con una extensión de 453,40 hectáreas y una zona deportiva con otras 50,20 hectáreas.

En ambos casos, las cesiones están ya realizadas por parte de la Junta de Compensación. En el momento en que la urbanización haya terminado, el Ayuntamiento habrá de empezar las obras correspondientes a las realizaciones que, de acuerdo con la ley del Suelo -cesiones gratuitas-, viene obligado a hacer.

El parque metropolitano, previsto incluso en los antiguos proyectos de Valverde, se sitúa al sur del polígono, en una franja alargada. Esta franja se incluye en lo que durante muchos años se ha llamado el anillo verde de Madrid, y que nunca se ha visto convertido en realidad. Su extensión podría ser comparable a algo más de una cuarta parte de la extensión actual de la Casa de Campo, con lo que los madrileños podrían contar con una zona verde de grandes características, al norte de la ciudad pero pero que hace necesaria la utilización del coche para llegar a ella.

La zona deportiva, por su parte, es de suponer que alcance, al igual que las viviendas, un alto nivel, no sólo deportivo, sino también social, dado que el Ayuntamiento tiene previsto convertirla en la sede del Campeonato Mundial de Fútbol a celebrar en Madrid en el año 1982, y sería también posible que se convirtiera en lugar donde se celebraran unos posibles Juegos Olímpicos organizados por España. Esto comporta una serie de instalaciones costosas y de un alto nivel. No hay que olvidar que, por ejemplo, el Comité Olímpico Internacional supervisa las instalaciones en donde se va a celebrar uno de sus Juegos y exige de ellas unas elevadas condiciones deportivas.

Campo de fútbol

Pero, con respecto a esta zona deportiva, es de suponer que el Ayuntamiento piense hacer otras instalaciones, ya que esas cincuenta hectáreas pueden dar para mucho. Uno de sus proyectos estaba, hace ya años, en que los equipos madrileños de fútbol utilizaran esas posibles instalaciones para sus encuentros. Pero ese proyecto municipal ha quedado, en principio, un tanto en el olvido, habida cuenta de que, si el Real Madrid, por ejemplo, utilizara Valverde, podría disponer de los terrenos que actualmente ocupa el estadio Santiago Bernabéu. Y ya es conocida la célebre historia del proyecto de construir una gran torre blanca que no haría otra cosa más que saturar el centro de Madrid y enriquecer a sus promotores.

Además, el alcalde, en la rueda de prensa que celebró el jueves pasado, afirmó que «el gran recinto ferial que Madrid necesita podría situarse en Valverde». Otra realización más que podría ubicarse en este polígono urbanístico. El problema está en saber dónde, porque, de momento, no hay terrenos cuya calificación pueda permitir tal instalación. Pero, al tiempo.

Esto es, en grandes rasgos, como una especie de apunte general del tema, lo que el polígono Valverde puede llegar a ser dentro de unos años: una pequeña zona que permita descongestionar en parte el centro de Madrid atiborrado de edificios de la Administración central del Estado, una gran zona de viviendas con todos sus servicios comunes, un parque metropolitano de grandes características y una zona deportiva de alto nivel. Pero Madrid necesita la existencia de un Valverde, como necesita un Tres Cantos o necesitará un Meco -otro de los proyectos del urbanismo concertado-, en la forma en que ha quedado ahora o en la forma en que en un principio estaba planeado. Pero esa descongestión va para largo: ni este Ayuntamiento ni el próximo que venga lo verán. Son más de diez años los que quedan para que los madrileños lo podamos ver.

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