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Resumen del reglamento y precio de los cartones

En el bingo actual, un cartón puede valer cien, doscientas, quinientas o mil pesetas, según locales, horas y afluencia de jugadores. (Al parecer, algunos locales despachan clandestinamente cartones que llegan a valer 10.000 pesetas.) Constan de tres filas, de cinco números cada una (en el bombo hay noventa bolas numeradas, a partir del uno), y se ofrecen dos premios: uno, al primer jugador que consiga llenar una línea, cuyo valor es el del 15% de la recaudación en la jugada, y otro, al primero que cubra un cartón completo, cuyo valor es él del 60%. Del 25% restante de la recaudación, un diez se destina a beneficios del establecimiento y un quince al fisco.Desde el día primero de año, los cartones son impresos por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Tal como sucede en los billetes de lotería, al dorso se incluye un extracto del reglamento del juego. En cada uno de ellos se inserta un número del cartón, una letra de serie con el número de cartones que la constituyen (usualmente son 420), un último número-clave y el precio del cartón.

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De la gama de precios legales, el más frecuente es el de doscientas pesetas. Los establecimientos suelen intercalar, a petición de la clientela, jugadas a quinientas pesetas-cartón, a fin de aumentar la cuantía de los premios. Es tradicional que la sesión termine en un bingo alto.

Evidentemente, la cuantía de los premios en cada jugada depende del número de cartones de la serie vendidos: basta un cálculo sencillo para deducir que una serie de 420 cartones de doscientas pesetas totalmente vendida supone que la línea premiada reportará 12.600 pesetas, y el cartón completo, 50.400.

Actualmente, los sistemas de extracción y cómputo de los números que van saliendo son totalmente electrónicos: las bolas están en continuo movimiento sobre un tablero-vibrador que las hace saltar y son absorbidas, una a una, por un tubo de vacío, a través del cual llegan hasta un riel. Un circuito cerrado de televisión muestra a los jugadores la bola que va a salir, antes de que la operadora la extraiga manualmente. Los números aparecidos van señalándose en un tablero luminoso.

Cuando alguien grita «Iínea», la jugada se interrumpe hasta que se comprueba si, en efecto, el jugador ha cubierto una fila. Una vez que ello se confirma, el interés de los jugadores pasa a ser el hacer un cartón: el primero que cubre uno grita «bingo» y percibe el premio inmediatamente.

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No hay dos cartones idénticos, pero sí existen números que coinciden, con lo que puede suceder que dos o más sean cubiertos simultáneamente. Entonces se reparte el dinero entre dos premiados. Se calcula que el tiempo medio de duración de cada jugada oscila entre los diez y los catorce minutos, y que se realizan más de treinta sorteos por local y día, en un jornada de casi doce horas.

Se estima que los clientes premiados suelen dejar, en concepto de propina, un 10% de la cuantía de los premios, si bien este módulo no es obligatorio. Si alguien canta bingo por error, se efectúa la correspondiente comprobación y, una vez que se descubre el fallo, el juego sigue. En ocasiones, se registran dos o más errores en una misma jugada, tanto en premios de línea como de bingo.

Entre los locales más característicos en los que se han instalado bingos están los grandes casinos, los hoteles de lujo y las casas regionales.

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