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Tribuna
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The End

Secretario general de USONo voy a referirme a pormenores de ese «congrerso», porque no ha supuesto novedad alguna en el conjunto de esta mascarada grotesca a la que hemos asistido en los últimos meses.

El «congreso» ha sido el acto final, la caída del telón, de una comedia muy larga en cuanto a su preparación y representación en el tiempo, pero muy vulgar, en cuanto a su planteamiento y argumento. Con lo cual, la comedia ha acabado aburriendo soberanamente al público y crispando a los actores, que han puesto buena voluntad pero no han podido evitar el fracaso y se han apresurado a terminar la representación como pueden.

Decía Pirandello que cuando, una obra teatral es mala suele con cluir con un recargo espectacular en cuanto a efectos dramáticos, interpretativos o técnicos. Cuanto más mala, más efectos finales. Es el pobre recurso de los malos autores... «a ver si con un buen final se compensa todo lo anterior».

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En cierto modo esta regla se ajusta perfectamente y es aplicable al «congreso» de anteayer. Ha sido un gran fin de fiesta, con mucho colorido, con ardorosos parlamentos en diversos idiomas (de raíz germánica la mayoría), con abrazos y sonrisas... Pero más allá del folklore, en la mente de todos los actores -congresistas, perdón- ha estado la misma idea fija: «¡Qué mal ha salido esta operación, qué montaje para disimular el fracaso!»

Mientras tanto, miles de hombres y mujeres en Madrid y en otros puntos de España vendían un libro (Desafío a la autonomía sindical, hacían reuniones preparando las elecciones sindicales o estudiando cómo defenderse del pacto, enganchaban carteles, realizaban mítines, inauguraban locales... Son la USO real, la de siempre, que en los últimos meses se ha levantado en defensa de su identidad, de su derecho a concluir en la democracia el proyecto sindical que iniciamos bajo la dictadura, rechazando sin contemplaciones el intento de la socialdemocracia internacional, y sus sucursales interiores, de borrarnos del mapa, sencillamente porque no aceptamos que el sindicalismo español y España misma queden enjaulados con arreglo al interés de potencias extranjeras.

Hemos luchado por una democracia abierta; a partir de la cual -defendiéndola y ensanchándola cada día- todo sea posible, según la voluntad soberana de los trabajadores y el pueblo español. Es el derecho que nos asiste y asiste a este país, pues cuando combatíamos a la dictadura has ta acabar con ella, de esos centros de poder internacionales noslegaban «ardorosos discursos en diversos idiomas», mientras los Gobiernos y el capital de sus países realizaban fabulosos negocios con la España franquista, cubriéndose ellos tras el prejuicio democrático y sacando provecho al complejo lógico del régimen dictatorial.

Esa es mi valoración del «congreso» y de la maniobra sórdida contra la USO que lo ha precedido. Una valoración quizá más poética que política, da igual, se entiende. Me queda manifestar, por último, que la USO está dispuesta a olvidar después del 18 de diciembre, a recomponer sus relaciones bilaterales con la UGT y con todo el mundo, en beneficio de nuestra clase y nuestro país. Pero si se nos sigue agrediendo con el embuste y la maniobra vamos a seguir respondiendo con energía, porque si algo ha tenido de positivo esta operación es que ha proporcionado a la USO más fuerza, más experiencia política y más firmeza, amén de más popularidad y simpatías.

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