Terminó la huelga de la construcción de Madrid
Ayer, en la segunda jornada de la huelga convocada por UGT, CNT y USO, el sector de la construcción de Madrid volvió a verse afectado por anormalidades laborales, cuya intensidad y extensión es difícil de calcular, dadas las características de multiplicidad de empresas, centros de trabajo y tajos, y las estimaciones interesadas y diametralmente opuestas que facilitan las centrales sindicales en litigio.Así, mientras UGT informaba a EL PAIS que había parado ayer el ochenta o el 85% del censo del sector, un portavoz de CCOO -al comentar a este diario la entrevista que habían mantenido con la patronal- indicaba que los empresarios habían acudido a la mesa de negociaciones «y el día anterior habían condicionado su asistencia a que las anormalidades laborales no afectaran a más del veinticinco o el 30% de los trabajadores».
La confusión cumplió un día más en este sector, que ya vivió una huelga hace siete días (en aquella ocasión convocada por CCOO), donde se mezclan las discrepancias en cuanto a forma, de negociación del convenio y en cuanto a contenido de las tablas reivindicativas. Mientras CCOO propone unas mejoras salariales que respetan el pacto de la Moncloa, las demás centrales sindicales (incluidas SU y CSUT) proponen otras que superan los topes del pacto. Los unitarios, sin embargo, han formado al lado de CCOO en cuanto a la composición de la comisión negociadora (sindicatos y delegados de los trabajadores), frente a la postura de UGT, CNT y USO, que insisten en que deben ser las centrales quienes negocien.
Después de dos huelgas, convocadas y boicoteadas respectivamente por unas y otras centrales, la confusión no ha decrecido y se ha consumido casi un mes en dimes y diretes sin haber avanzado lo más mínimo en la revisión de un convenio que vence dentro de un par de semanas, y cuya negociación está dificultada por las festividades de Navidad en cuanto a días inhábiles.
Ayer, tras el mayor o menor éxito de su huelga, un portavoz de UGT confesaba que no les habla llamado la patronal, como esperaban que hiciera, e insistían en mantener su postura de negociación exclusiva por parte de las centrales y un salario de 30.000 pesetas que supone incrementos por encima del pacto de la Moncloa. Hoy vuelven a la normalidad y hasta el momento de nada, han valido los dos días de huelga.
Las gestiones de las otras tres centrales, CCOO, CSUT y SU, tampoco ofrecen mejores resultados. Ayer no se produjo la negociación que habían anunciado (véase el número anterior de EL PAIS), y simplemente hablaron con el empresariado de la imposibilidad de celebrar elecciones de delegados de trabajadores para las deliberaciones antes de los días 21 y 22. La patronal insistía en negociar con la comisión mixta (centrales-trabajadores) desde el primer momento, ya que tal comisión era la que le habían impuesto las tres centrales citadas. Los tres sindicatos, en contra de lo que habían expuesto el día anterior, tuvieron que ceder que los acuerdos a que llegaran con anterioridad a la incorporación de los delegados de trabajadores serían vinculantes para aquéllos. Es decir, que hasta el día 22 las negociaciones serán patronal- sindicatos. Tampoco ha habido, en suma, avance consistente.
Por otra parte, y según informaciones facilitadas por UGT a última hora de la noche de ayer, en una asamblea de trabajadores que se celebraba en La Paloma, convocada por este sindicato junto con CNT y USO, se produjeron gravísimos incidentes. Un grupo de provocadores se enfrentó violentamente con los militantes de las centrales, teniendo que ser internado en la Paz, por herida de arma blanca en el vientre, el militante de UGT Julián Menéndez Corines, de veintitrés años. Se le aplicaron cuatro puntos y un drenaje, quedando internado en la habitación número 420 con tratamientos de antibióticos.
Según un comunicado firmado por UGT, USO y CNT, los autores, del atentado eran militantes de la Asociación Obrera Asamblearia (AOA). Las tres centrales, tras condenar esta violencia, llaman a la normalidad laboral.
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