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El Madrid ganó con claridad al Atlético

El Real Madrid ganó con claridad al Atlético y salvo algunas fases de desconcierto y de buen juego rojiblanco demostró su calidad de líder. En un partido más de rivalidad, de los que últimamente se resuelven con prodigalidad de goles, impuso su velocidad y su mejor juego a los espacios libres. El Atlético de Madrid, totalmente desbordado en la primera parte, tuvo la suerte de romper momentáneamente el ritmo de gran dominio blanco con su primer gol. En la continuación, tras unos comienzos muy favorables, en los que trenzó su mejor fútbol, incluso pudo empatar. Sin embargo, las expulsiones de Capón, primero y de Ayala, después, terminaron de hundirle, aunque tuvo aún fuerzas, con nueve hombres, para marcar su tercer gol.Por lo que se ve, los, partidos de rivalidad esta temporada, y en los que hasta ahora ha intervenido el Madrid -contra Rayo, Barcelona y Atlético-, tienen como cota mínima de saldo los cinco goles. El domingo, con ambiente de gala, según era de esperar, se superó la marca con un tanto más. No es que el juego fuese excesivamente brillante, pero para ser un Madrid-Atlético pareció de mejor nivel que los habituales.

Luis planteó el partido con el prudente 4-4-2 de rigor ante el 3-4-3 rival, y eso que la posición de Jensen como media, punta Pudo convertirlo perfectamente en un 3-5-2. En efecto, una vez más el centrocampismo se enseñoreó por el cuidado césped de Chamartín, como hace ya normalmente por todas partes. Las parejas fijas en la parcela fueron Ayala-Camacho, Alberto-Stielike, Marcial-Del Bosque y Leal-San José. De Santillana se encargó Eusebio; de Juanito, Capón; de Rubén Cano, Benito y de Aguilar, Sol. Wolf y Pereira, defensas libres.

Puestos así los peones quedó claro desde el principio que el Madrid, con mayor velocidad y abriendo bien el juego a las alas dominaba las acciones. A fin de cuentas esa superioridad práctica no era más que el reflejo de la teórica entre dos equipos separados por muchos puntos en la actual Liga. El Atlético estuvo premioso en la elaboración de las jugadas en su medio campo y además falló en la entrega más de la cuenta. Marcial fue el peor en ello, mientras Leal era contenido a la perfección por el cada día más im placable San José, Alberto estaba demasiado retrasado, preocupado por Stielike, y sólo Ayala era una base firme para dar el primer toque a la seguridad -todavía- con que salían los balones cortados por su defensa. Pero la iniciativa y el mayor peligro corrían a cargo del Madrid. Sólo Marcial disparo una vez rozando el larguero.

Tras el primer gol blanco, un tanto sorprendente, pero merecido, dos internadas de Juanito al que no obstante controló muy bien Capón- y dos remates de cabeza de Jensen y Stielike parecían anticipar el segundo. Hasta la defensa atlética fallaba ya en la entrega. Pero como el fútbol sigue empeñado en demostrar que no es una ciencia exacta y que además en los partidos de rivalidad Madrid-Atlético, suelen darse las mayores sorpresas, cuando mejor jugaba el Madrid, llegó el empate. No fue fruto de una jugada, además, sino de una falta técnica, pero sirvió para dar moral a un Atlético ya hundido, que tuvo a continuación una ocasión a remate de cabeza de Rubén Cano tras centro de Capón. Las espadas estaban otra vez en alto.

La superioridad blanca, sin embargo, no tardó en volver a hacerse patente. Antes del segundo gol Juanito tiró alto en nuevo fallo defensivo rojiblanco y Reina tuvo sus mejores momentos en despejes de puños. Después del tanto, el mismo Santillana casi marca de cabeza. El Atlético se había confiado en unas fuerzas que realmente no tenía. Lo curioso, sin embargo, fue que cuando nadie lo esperaba, pudo dar la vuelta al partido en los primeros minutos de la segunda parte. En efecto, aunque la calidad del juego alcanzó sus peores cotas, Miguel Angel se convirtió en el ángel salvador al lanzarse casi sucesivamente a los pies de Leal, Rubén Cano, dos veces, y Ayala.

¿Qué sucedía? El Madrid salió como dormido tras el descanso y simplemente el Atlético imprimió más velocidad y precisión a sus acciones entre el centro del campo y hombres-punta. Pereira también apoyó, pero el gol del empate no llegó y era su última posibilidad. La entrada de Robi por el agoiado y desafortunado Marcial coincidió pasado ese primer cuarto de hora sorprendente, con. la segunda tarjeta a Capón y así empezó el principio del fin rojiblanco. Aunque Marcelino pasó a marcar a Juanito y tampoco le dejó tocar un balón, entre Jensen, ahora, más libre y Santillana, que siempre pudo con Eusebio por velocidad, se bastaron para dar la puntilla al eterno rival, con el tercer gol.

La expulsión de Ayala terminó con el partido y con el poco fútbol que quedaba sobre el campo. El Madrid ya no quiso forzar la maquina ante un rival indefenso y sólo «respondió» individualmente por Del Bosque al tanto de Rubén Cano. Como un contrasentido más el Atlético de nueve hombres mantuvo a raya al Madrid mejor que antes con igualdad numérica y hasta Pereira tuvo una gran ocasión de marcar. De cualquier for ma el partido era ya de patio de colegio y hasta Stielike se permitió el lujo de mandar a las nubes un balón a centro de Del Bosque en el mismo punto de penalti. Menos mal que la superioridad ya había sido confirmada y el mejor en teoría lo fue también en la práctica por esta vez.

El Madrid de Molowny continúa su racha triunfal, y el Atlético de Luis en sus horas bajas. Así es el fútbol. ¿Se acuerdan de la temporada pasada? La situación era bien distinta. Todo es mutable, hasta en el balón redondo.

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