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Silencio de españoles y EFTA al acabar la tercera ronda de negociaciones

Después de cinco días de reuniones finalizó, ayer, en Ginebra, la tercera etapa de negociaciones entre los representantes del Gobierno, español y de los siete países integrantes de la Asociación Europea de Libre Cambio, EFTA, destinadas a llegar a un acuerdo de libre comercio, tal cual existe desde hace seis meses entre los siete de la EFTA y los nueve de la CEE.Se trata de establecer un trato preferencial de aranceles aduaneros entre España y los países de la Asociación Europea de Libre Comercio. Similar al firmado por España y. la Comunidad Económica Europea, en 197,0, para llegar, progresivamente, a la supresión total de las barreras aduaneras en los productos industrializados.

En un comunicado público emitido ayer por los negociadores de este futuro acuerdo, se habla de «progresos sustanciales» logrados por las comisiones de trabajo encargadas de estudiar los aspectos técnicos, señalándose además que paralelamente continuaron las conversaciones bilaterales en busca de acuerdos para los productos agrícolas.

Lo técnico y complejo del tema, ha servido como excusa hasta ahora a los representantes de los diversos países, incluidos los españoles, para abstenerse de entrar en detalles, al ser consultados por la prensa sobre los principales obstáculos que están dilatando estas negociaciones.

Sin embargo el diario helvético, la Tribune de Geneve, en su edición del miércoles último señala como «relevantes» dos obstáculos en las negociaciones que se iniciaron en el mes de junio. El primero -dice el diario ginebrino- es el que los expertos llaman el «elemento dinámico», describiendo este concepto como el deseo de los países de la EFTA para que España se comprometa a beneficiarlos automáticamente de todas las nuevas concesiones arancelarias que otorgue a la CEE en el sector industrial. En contrapartida, la EFTA se comprometería a ampliar sus concesiones al mismo ritmo que la Comunidad Económica Europea en favor de los productos españoles. Pero España está reticente, afirma la Tribune de Geneve.

El segundo obstáculo se refiere al comercio agrícola. España reclama una apertura ascendente del mercado de los países de la EFTA para sus exportaciones, especialmente de hortalizas y legumbres. El problema radicaría en que ciertos países, miembros de la EFTA, como en el caso de Suiza, importan de España un gran volumen de ésos productos, muy competitivos, y no podría ampliar estas adquisiciones sin poner en peligro su propia producción.

Esta versión no fue confirmada ni desmentida por las partes interesadas, que en el comunicado final anuncian que se volverán a reunir en el mes de febrero.

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