Denuncian condiciones insalubres en el matadero de Legazpi

Los entradores de ganado del matadero municipal de Legazpi atraviesan una situación que han denunciado como antihigiénica en virtud de la ausencia casi absoluta de dependencias donde poder asearse y lavarse en condiciones salubres, según manifestó a EL PAIS una fuente del citado matadero. En circunstancias similares se encuentran los matarifes, casqueros y mondongueros -que faenan despojos-, muchos de los cuales se ven obligados a utilizar como vestuario una cámara sin luz, infestada de ratas y sin lavabos, por lo cual se lavan en bocas de riego de la calle.Esta situación se prorroga sin arreglo alguno desde hace años. Como quiera que gran parte de los empleados mencionados -dependientes de sociedades ganaderas o del Ayuntamiento- se encuentra en contacto directo con todo tipo de reses y con los parásitos, gusanos o microorganismos que habitan en ellos una vez que han sido sacrificados, la ausencia de condiciones de higiene y salubridad estimula y favorece el paso a estos operarios de los organismos que anidan en las reses.

Dentro de la cadena de transformación que atraviesa cada res: sacrificio, pelaje, despojo -comestible e industrial- y secado, es en esta fase donde el tránsito de parásitos resulta más intenso. Se han dado casos en los que a un entrador o matarife cualquiera, tras haber utilizado las exiguas dependencias destinadas a la higiene dentro del matadero y salir a la calle, tenía parte de su ropa de vestir abarrotada por estos parásitos y gusanos, que crecen simultáneamente a la descomposición de las reses sacrificadas.

Asimismo, otra de las grandes dificultades que se atraviesan en este matadero es la consistente en la baja calidad del vestuario empleado en el interior de las cámaras frigoríficas, en las cuales las reses son manipuladas por los operarios a bajísimas temperaturas. El contraste con la temperatura exterior se hace todavía más intenso merced a la falta de un vestuario idóneo.

Destaca también la inobservancia de los requisitos de carga por parte de los mozos que, si bien la carga máxima a transportar a hombros es de ochenta kilos -norma universalmente aceptada para estos menesteres- en muchas ocasiones acostumbran acarrear cargas de hasta 120 o 130 kilos, con los evidentes riesgos para su salud mediante accidentes o deformaciones óseas.

En base a todo ello, los funcionarios municipales y los empleados del matadero, han reiterado su petición de que a su centro de trabajo acuda cuanto antes una inspección sanitaria que detecte todas las anomalías y ordene los remedios que correspondan, sobre todo cuantos aluden a la instalación de dotaciones de higiene, desinsectadas y desinfestadas, donde los operarios puedan diariamente lavarse de un modo contundente y salubre.