Moscú, sede de la primera exposición española en la URSS
En los primeros meses del próximo año, se celebrará en la URSS la primera exposición comercial-industrial española. Las fechas definitivas se establecerán en el transcurso de la próxima reunión anual de la comisión mixta comercial hispano-soviética, que tendrá lugar en Moscú entre los días 5 al 7 de octubre, presidida, por parte española, por el subsecretario de Comercio, Carlos Bustelo.Desde el inicio del comercio entre España y la URSS, en 1972, hubo interés por la presentación de nuestros productos al pueblo soviético. La normalización de las relaciones políticas favorecerá esta posibilidad. Al contrario de otras presentaciones feriales españolas -recuérdese la de Nueva York-, en ésta se va a huir del folklorismo y con un sentido práctico se montarán en Moscú una serie de exposiciones monográficas en las que figuren principalmente: máquina herramienta, maquinaria textil, de embalaje y envase y equipos de hostelería.
España inició el comercio con los soviéticos a pesar de las dificultades con que se encontraban ante la competencia del resto de los países occidentales. Nuestro país tiene en contra, por un lado, los pocos años que lleva negociando con la URSS y, por otro, la situación que se produce en esta economía burocrática cuyos funcionarios prefieren negociar con aquellas empresas extranjeras que conocen desde hace muchos años, y lo hacen no por motivos extraeconómicos, sino simplemente por inercia.
A pesar de todas las dificultades para introducirse en este mercado, en 1976 fue significativa la importancia creciente de la URSS en el comercio exteriores español. España exportó mercancias a la URSS por un valor de 6.683 millones de pesetas, con aumento del 55,6% respecto al año anterior, e importó por 10.977 millones de pesetas, un 35% más respecto a 1975. El déficit comercial con la URSS fue de 4.293 millones de pesetas.
En 1976, las importaciones procedentes de la URSS representaron el 32,8% de las importaciones españolas procedentes del COMECON y las exportaciones el 33,1% de las ventas españolas de ese área (en ambos casos con exclusión de Cuba). La importancia de la creciente participación soviética se aprecia con dos nuevos datos: en 1976 las exportaciones a la URSS representaron el 1,14% de todas las exportaciones españolas y las importaciones de la URSS el 0,94%.
Otro dato favorable es que, a pesar de los pocos años de negocios entre ambos países, las importaciones españolas se realizan ya de modo directo salvo excepciones de pequeña importancia (como es el caso de una serie de productos químicos, cuya exclusiva para su comercialización la tiene una compañía mixta franco-soviética).
El comercio hispano-soviético, mantiene pues, en los últimos tres años, un crecimiento regular. El intercambio se basa en exportaciones de productos siderúrgicos por parte española y la importación de crudos de petróleos y derivados. En el último año se destaca el contrato, ya conocido, firmado por una empresa española para el suministro «llave en mano» de una planta para la fabricación de bióxido de manganeso, con capacidad para 24.000 toneladas anuales y un valor situado alrededor de los treinta millones de dólares. Esta es la primera vez que una empresa española suministra una planta completa a la URSS. Asimismo en los últimos meses se han introducido en el mercado soviético más de dos decenas de máquinas herramientas con un valor superior a los 500.000 dólares.
El esfuerzo de las personas que han conseguido este incremento comercial debe ser apoyado por los políticos, una vez normalizadas las relaciones entre ambos países. Sería conveniente que alguno de los miembros del Gobierno español visitase la URSS y mantuvieran contactos personalmente, con las autoridades soviéticas, que por su parte desean el incremento de todo tipo de relaciones.
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