No hay Bolsa
Después de los duros quebrantos de la tanda anterior, en ésta hubo un conato de reacción que no llegó a cristalizar, ya que el viernes retornaba la debilidad y el saldo intrasemanal era negativo en un 0,77%.Ni la superación de la crisis del Gobierno, ni las explicaciones de los grandes de la Banca (el 55,2% del crédito) en el Consejo Superior Bancario fueron factores que se cotizaran ante el aplastante peso de la realidad cotidiana. En épocas normales estos ingredientes sí se habrían contabilizado, pero actualmente el mercado tiene el pulso tan deteriorado, que la temperatura no ha subido ni unas décimas (al revés que en la calle).
Nos encontramos, pues, que no hay Bolsa al fallar su función de liquidez y también la de canal de financiación de las empresas. Si la Bolsa no mejorara hasta que lo haga la economía y ésta no puede hacerlo hasta que se centre la política, es de prever una larga noche para el mercado bursátil.
Túnel oscuro que tiene una vertiente particularmente penosa para los inversores de la tercera edad (clases pasivas. pensionistas... ) quienes. movidos por la propaganda de la inversión colectiva, colocaron sus modestos ahorros en valores de primera fila (telefónicas y eléctricas principalmente), esperando tener unos últimos años medianamente asegurados y ahora se encuentran en posiciones difíciles, cuando ya no pueden rehacer su actividad. Algo habría que arbitrar para ayudar a estos accionistas olvidados, si se cree en el sistema capitalista.
El recomendar confianza a largo plazo es cruel, sobre todo en un país en que las pensiones son pequeñas y la inflación grande.
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