_
_
_
_

La lesión de Jensen hundió al Madrid

El Madrid perdió su primer encuentro de la temporada oficial ante un equipo que jugó bien como tal, sólo en el segundo tiempo. El Salamanca, en la primera mitad, quedó casi reducido a ese prodigio de jugador que es Alves; en la segunda, favorecido por el gol con que se encontró de salida y por la ausencia de Jensen en el Madrid, mandó sobre el campo y justificó su victoria. En cuanto al Madrid, jugó bien mientras estuvo Jensen en el campo. Luego todo quedó en manos de Juanito.El partido resultó interesante desde un punto de vista táctico. Los dos entrenadores decidieron librar batalla en el centro del campo y dejar en punta sólo a dos hombres, reforzables esporádicamente por alguno de los de la media en un continuo intento de sorprender a la defensa contraria. Por el Salamanca quedaban en punta los dos extremos, Báez y Juanito, marcados, respectivamente, por Sol y Benito -éste actuó como lateral-, con Pirri como líbero. Un poco más atrás que ellos, entre el centro del campo y la media punta, Alves era pistón, cerebro y rematador del equipo y daba un soberbio curso de fútbol a pesar del marcaje del mejor especialista nacional: Camacho. En la media, Tomé, Angel y Corominas trataban de completar el trabajo de Alves y de obstruir las acciones de la legión de centrocampistas madridistas: Wolff, Del Bosque, Stielike y Jensen. El Juanito madridista era marcado por Enrique -Corominas en la segunda mitad, porque marcar a Juanito un partido entero es algo que pocos pueden soportar- y Roberto por Pedraza. Bustillo quedaba como líbero en el Salamanca -Pirri lo era en el Madrid- y Albaladejo se emparejaba con él en la defensa, prudente, temeroso de algún fallo en el sistema de contención.

El partido se planteaba así como una batalla en el centro del campo, donde el. Madrid tejía el juego pesadamente -se recurrió poco a Jensen-, mientras que el Salamanca lo fiaba todo a la impresionante calidad de Alves. El Madrid dominaba territorialmente porque el excesivo retraso de Albaladejo le daba una ventaja numérica en las acciones del centro del campo, y su juego aparecía como bien armado y continuo, con destellos de brillantez en algunas acciones de Juanito. Mientras Jensen estuvo sobre el campo -gracias a él y a ese retraso de Albaladejo-, el Madrid fue mejor, dominó y fue justo que se adelantara en el marcador, si bien el Salamanca creó siempre peligro, algunas veces por el lado de Báez, que podía con Sol, y las más por Alves, que, aparte de su excelente trabajo de construcción de juego, se mostró como un gran chutador y obligó a García Remón a buenas paradas.

Jensen se marchó pasada la media hora, y su sustituto, Vitoria, no sirvió más que para perseguir a Angel tenazmente por todo el campo. El Madrid perdió ahí parte de su gas. Ocurrió además que en el primer minuto de la segunda parte el Salamanca se encontró con un gol tras varios rebotes a la salida de una falta, y eso le hizo crecerse y adelantar a Albaladejo para buscar con ardor la victoria. La segunda mitad fue una continua presión sobre el medio campo del Madrid, con Alves siempre como gran armador y un enorme sacrificio colectivo por parte del resto. El Madrid aguantaba bastante bien, pero no se desdoblaba lo preciso. Se le echaba el balón a Juanito y allá se las compusiese él. La fatiga de algunos y el exceso de comodidad de otros -tipo Wolff- impidió al Madrid pisar seriamente el campo contrario hasta muy al final, cuando el Salamanca, ya por delante en el marcador, cedió terreno. A última hora, Santillana entró con el equipo a buscar balones altos, y Stielike tuvo cerca el empate, con un impresionante cañonazo que desvió D'Alessandro. Pero se consumó la derrota. Ganó el equipo que fue a más durante el partido, y perdió el que fue para abajo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_