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Entrevista:

"Las instituciones benéficas necesitan ayuda estatal"

Las instituciones benéficas dependientes de la Diputación Provincial de Madrid son duramente criticadas por muchos de los que, tras innumerables gestiones burocráticas han podido disfrutar' de una plaza en ellas. La mala alimentación, escasez de servicios adecuados, malos tratos, son parte de las acusaciones que se hacen a estas instituciones de la beneficiencia. Enrique Castellanos, presidente de la Diputación Provincial de Madrid, en funciones desde el pasado mes de abril, habla de los problemas que se le presentan para mantener en condiciones dignas estos centros en una entrevista mantenida con Angeles García.

EL PAIS: Las ciudades de ancianos que existen en Madrid son insuficientes para satisfacer la demanda de -17.000 peticiones- quienes están en la tercera edad y carecen de medios económicos. ¿Ello se debe a una falta de planificación, a un derroche de medios invertidos en las construidas o a una falta real de presupuesto?Enrique Castellanos: Nosotros no tenemos dinero suficiente para hacer frente a todas las demandas. Con las aportaciones que proceden de los ancianos no podemos sufragar los gastos que ellos ocasionan. Hay que contar con que el 90 % de los ancianos que se encuentran distrib uidos en las ocho ciudades de ancianos que tenemos en Madrid proceden de la Seguridad Social y este es un problema que tiene que abordar el Estado. En este sentido, tengo que decir que hace dos meses iniciamos una serie de conversaciones con el Ministerio de Trabajo para buscar una fórmula a través de la cual la Asistencia Social subvencionara una serie de plazas y nos desgravara a nosotros del mantenimiento, pero después, con la reorganizacion ministerial, el tema quedó paralizado.

En cuanto a las aportaciones directas de los ancianos, hay que partir del hecho de que una de las condiciones exigidas para que puedan acceder a nuestras ciudades es que sus ingresos mensuales sean inferiores a las 6.000 pesetas.

EL PAIS: Esa puede ser una exigencia contemplada en las normas para entrar, pero lo cierto es que son. muchos los ancianos, que tienen ingresos superiores a las 6.000 pesetas. De hecho, una de las acusaciones más generalizadas es que la selección se ha hecho en función de recomendaciones, simpatías demostradas al antiguo regimen o contar con unos ingresos económicos importantes, muchas veces superiores a las 30.000 pesetas.

E. C.: Es cierto que han ingresado muchas personas por recomendación directa, pero desde que yo tomé posesión de este cargo me he encargado de revisar todas las instancias y espero que se eviten irregularidades. Por otra parte, creo que debe ampliarse el margen económico que se exige para ingresar. Ahora estamos preparando una norma para que se amplie a 30.000 pesetas. Con el presupuesto actual no podemos mantener nuestras ciudades. Los gastos que nos suponen son 150 millones de pesetas anuales y las aportaciones de los ancianos no superan los tres millones.

«No hay malos tratos. La atención es adecuada»

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EL PAIS: Las instituciones benéficas han tenido desde hace tiempo una cierta fama de que en ellas reina la más absoluta desatención hacia los enfermos e incluso que había malos tratos. En este sentido, el pasado jueves una persona ha denunciado en este periódico que un niño de año y medio, Carlos Avilés, se había caído por una ventana del Instituto de Puericultura y que falleció en el acto. Según nuestro comunicante no se trata de un caso aislado debido a un penoso accidente, sino que es consecuencia del abandono de los niños allí ingresados.

E. C.: Yo tengo noticias de que uno de estos días un niño se ha caído por el balcón. El tema está en el juzgado y pronto se aclarará, pero nunca he tenido conocimiento de que en alguna de nuestras instituciones se haya dado malos tratos. Además, creo que el personal con el que contamos es suficiente. Yo he podido ver las condiciones de vida en el Hospital Infantil recientemente, con ocasión de la visita a Madrid de la esposa del presidente portugués, y he visto una gran atención por parte de nuestro personal a los niños allí ingresados. Muchas de las quejas son consecuencia de que la gente espera un exceso de cuidados.

Como prueba de nuestro gran cuidado y atención a los niños, tenemos la Junta de Prohijamiento y Adopciones, encargada de controlar si las familias que pretenden adoptar un niño están en condiciones de darle un medio de vida adecuado. Incluso, una vez entregado el niño, si la familia no responde adecuadamente, la Junta reclama al niño.

EL PAIS: ¿Estos cuidados se dan también en los centros siquiátricos?

E. C.: Por supuesto. El mayor problema aquí son, otra vez, las subvenciones. Ahora estamos tratando de que los enfermos internados en el Alonso Vega, muchos de los cuales proceden de la droga o del alcohol, pasen a ser atendidos por la Asistencia Social.

EL PAIS: ¿Cuáles son los problemas reales que tiene planteados la Ciudad Sanitaria?

E. C.: La falta de espacio. En la Ciudad Sanitaria contamos ahora con 2.000 camas, con las que no podemos hacer frente a todas las peticiones. No obstante, hay una reestructuración pendiente, dentro de la que queremos conseguir que la Seguridad Social nos subvencione parte de los gastos.

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