Aumentan las movilizaciones en Francia en pro de la libertad de "Apala"
«Continuaré la huelga de hambre hasta el fin, sin remisión», declaró ayer, en un comunicado, el militante vasco Miguel Angel Apalategui (Apala). Su estado sigue considerándose alarmante y, tras su petición al ministro de Justicia francés, Alain Peyrefitte, los tres médicos españoles de San Sebastián, llegados anteayer a Marsella, esperan hoy una respuesta para visitar a Apala. La movilización en favor de la libertad del militante vasco aumenta por momentos. Se espera una toma de posición de todos los movimientos políticos franceses de oposición.
El presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, y el presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, «seguro que abordarán esta cuestión», nos declaró la abogada de Apala, Colette Pascale.En una conferencia de prensa, ayer, en Marsella, ofrecida por la abogada de Apala, señora Pascale, esta última afirmó que el detenido se encuentra en la enfermería de la cárcel de Beaumettes, pero que «ni se le cuida, ni se sigue el proceso de su debilitamiento, simplemente un interno en medicina (ni siquiera un médico) le toma la tensión, no todos los días».
Ayer dejó de tomar los comprimidos de vitaminas, -y sólo se alimenta con agua del grifo. La abogada hizo observar también que otros cinco detenidos de derecho común, que estaban con Apala, por enfermedad, fueron trasladados al hospital-prisión Ferme d'Entremont. Por otra parte, añadió, «todos los presos en un país extranjero tienen derecho a mantener contactos con alguien de su país que, generalmente, es el cónsul; pero no ocurre así en el caso del militante vasco».
Su madre, Josefa Ayerbe, que sólo habla el vascuence, le vio el jueves y volverá a visitarle este sábado por la mañana. «Si antes del 15 de septiembre no me han liberado, se cumplirá la extradición», le aseguró Apala a su madre. Esta nos declaró: «En este momento lo único que deseo es que le envíen a un hospital; en parte no dudo que lo cuidan en la cárcel, pero deseo que le vean los médicos de San Sebastián». Sobre el aspecto político, la madre de Apala comentó: «Mi hijo lucha por algo importante, yo lo creo, pero yo no entro en esta cuestión. »
Jesús Olarreaga, Juan José Lasa y Ricardo Arrúe, los tres médicos de San Sebastián, tras la negativa del magistrado de Aix-en-Provence, han solicitado a treinta responsables supremos la autorización para verle. Esperan hoy mismo una respuesta, pero el señor Olarreaga se manifestó inquieto sobre la respuesta. Lo que más preocupa a los médicos es la falta de información sobre el estado real de Apala,- esto es lo que denuncian y, según nos informó el señor Olarreaga, «lo que nosotros queremos es tener un cambio de impresiones con los médicos de la cárcel y con Apala para aconsejarle que interrumpa la huelga de hambre». Tras veintiocho días sin alimentarse, cualquier insuficiencia renal, cardiaca o de otro tipo puede provocar la muerte. El asunto Apala, aquí, se considera esencialmente político. «Si se aplicase la ley francesa», nos declaró la abogada señora Pascale, coincidiendo con otros muchos testimonios de expertos, «la extradición no es posible.»
«Y si, en última instancia, se concediese, el hecho significaría un retroceso inquietante de la democracia francesa.» Cara a las posibilidades de que, el miércolespróximo, los señores Giscardd'Estaing y Suárez, en el almuerzo último que ,los reunirá. en el palacio del Eliseo, aborden este problema, la abogada indicó: «Estoy totalmente segura., porque se trata de un problema político, si fuese jurídico ya estaría resuelto.» A su juicio, con la detención de Apala se ha cometido «una violación de la ley francesa, como ya se hizo igual, por razones inversas, con el árabe Abud Aud».
En este mismo plano político, según creyeron poder afirmarnos fuentes solventes, procedentes del Ministerio francés del Interior, «el Gobierno español desearía desembarazarse de la «bomba» Apala. En efecto, hace dos semanas aproximadamente, las autoridades francesas y españolas cambiaron impresiones; sobre el asunto y Madrid parece ser que vino a manifestar que había pedido la extradición forzado por presiones de carácter políticoeconómico». En este mismo sentido, ayer, en esta ciudad, se comentaba que la posibilidad de solucionar el problema era doble: una amnistía en España o que la justicia francesa negara la extradición.
En espera de la solución politíca, el clima en favor de la libertad para Apala aumenta de día en día. El militante vasco, ayer, a través de su abogado, hizo público un nuevo comunicado en el que se manifestó determinado a continuar la huelga de hambre «hasta sus últimas consecuencias». En el mismo texto se interrogaba sobre las razones que han inducido al juez a retrasar el veredicto de su caso hasta el próximo 14 de octubre, dejando entender que sólo los intereses políticos franco-españoles pueden jugar en tal sentido.
Llamamientos a la izquierda
El comité marsellés de apoyo a Miguel Angel Apalategui publicó ayer una carta que había dirigido a todos los diputados y senadores electos de la izquierda, de Ia región, así como al alcalde de Marsella, Gastón Deferre, y al de Aix-en-Provence, señor Ciccolini, para que tomen posición sobre el caso Apala. En el mismo sentido enviaron cartas a los tres líderes de la izquierda francesa, Francois Miterrand (socialista), Georges Marchais (comunista) y Robert Fabre (radical de izquierda). El arzobispado de Marsella ayer también renovó la oferta que había hecho el pasado 17 de julio, ofreciéndose como garantía de Apala en caso de que fuese liberado, es decir, que lo acogería para proporcionarle todos los requisitos exigidos por la ley en una situación semejante. Su oferta. se la dirigió al ministro de Justicia, - señor Peyrefitte. Cada día se recibe una media de cincuenta cartas o telegramas de grupos o personas, no sólo de izquierda sino regionalistas y de otras entidades.
Diecisiete empleados de la revista Interviu, de Barcelona, enviaron una carta pidiendo la libertad para el militante vasco. El abogado de San Sebastián Miguel Castells. hizo público un comunicado en el que afirmó que el asunto de Miguel Angel Apalategui «es un caso típico de servicios especiales», es decir, de policía paralela. Esta impresión cunde en otros muchos medios -para los que la detención de Apala fue provocada con objeto de obtener la liberación de Javier de Ybarra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.