Real Sociedad, club modelo

Modelo de lo que debe ser un club futbolístico, la Real mantiene su política de atención a la cantera. Este año, como siempre, los únicos fichajes han sido el paso de algunos muchachos del filial. Representante de su provincia, con todo lo que ello implica, el club estudia ahora la posibilidad de cambiar su histórico nombre por uno de significación más popular. El cambio de campo también está entre sus proyectos próximos.

La Real es uno de los históricos de Primera División. Estuvo en el grupo de los diez fundadores, y la que se inicia es su temporada número 33, con esporádicos descensos a Segunda. Su último retorno al grupo de los grandes se produjo hace diez años.La cantera es la única arma de la Real. En este sentido, es más un club de fútbol que ningún otro de los que,militan en el grupo de los mejores. Emplea sus recursos económicos en facilitar el desarrollo de los clubs modestos de la provincia, y estimula el fútbol infantil en las playas. Con los mejores, forma un equipo vivero, el Sanse, filial de tercera, y su primer equipo. Y no sólo eso, sino que se ha conseguido convertir en uno de los mejores proveedores de material para la selección de Kubala: Arconada, Cortabarría, Idígoras, Satrústeguí y López Ufarte son hombres que cuentan de forma casi permanente en los planes del seleccionador.

José Luis Orbegozo, presidente, es el hombre que traza las líneas de conducta de la entidad. La Real, aparte de su inestimable significación deportiva, lleva también consigo una importante carga de representación popular. La problemática Euskadi va muy ligada a la lircha deportiva del equipo, y las ¡kurriñas acompañan a la Real en Atocha en cada partido. Se le considera un club más abertzale que al propio Athletic, y Orbegozo tiene el proyecto de cambiar el nombre histórico de Real Sociedad por uno nuevo en euskera, tal vez Guipuzkoa. El regionalismo de la Real tiene un carácter que le diferencia del del Athletic: así como el club de San Mamés sólo contrata a jugadores, naturales de alguna de las provincias vascas -aunque se hayan criado futbolísticamente o humanamente fuera de ellas- y no le importa pagar fuertes fichajes por vascos que han triunfado en otro club -casos de Lasa, Churruca, Aitor o Tirapu-, la Real sólo se surte de jóvenes criados én la provincia de Guipúzcoa, y formados futbolísticamente en ella, pero sin importarle el lugar de nacimiento. Murillo, el capitán, es extremeño; López Ufarte, a un tiempo su más joven y positivo valor, nació en la localidad marroquí de Fez; Moruzábal, nació en Buenos Aires, hijo de emigrantes. Es, por tanto, un regionalismo que integra al inmigrante.

Irulegui, otro hombre de la cantera, es el entrenador. Lleva dos temporadas y media en el equipo. Se trata de un trabajador sobr¡o y práctico que sabe sacar buen rendimiento a sus jugadores. Para esta temporada han sido baja por veteranos: Urreisti, Gorriti y Boronat. Araquistain ha sido traspasado al Sevilla, y los jóvenes Leranoz y Larrañaga, que no han. terminado de cuajar, también han perdido su sitio en la plantilla. A cambio de ello, sólo han subido dos jóvenes del Sanse: el meta Cendoya y el medio Alonso.

La plantilla para esta temporada es la siguiente: Porteros: Arconada, Urruticoechea y Cendoya; Defensas: Cortabarría, Choperena, Elcoro, Esnaola, Maneiro, Olaizola y Uranga; Centrocampistas: Oyarbide, Astarbe, Diego, Gaztelu, Iriarte, Murillo, Oyarzábal y Zamora; Delanteros: Amuchástegui, Galdos, Idígoras, Satrústegui, López Ufarte y Muruzábal.

La Copa de la UEFA es el objetivo que persigue la Real esta temporada, como tantos otros equipos. Su presupuesto, que no pasa mucho de los cien millones -incluido el apartado que se dedica al Sanse- es de los más modestos de la división, pero acaso también el mejor administrado.