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El próximo miércoles, homenaje a Velázquez

Velázquez recibirá el homenaje de la afición madridista el próximo miércoles en partido que disputarán el Madrid y el Eintracht de Braunchweig. Estos días se entrena a fondo, tanto porque desea jugar al menos un tiempo ese día, como porque tiene el proyecto de continuar jugando un año más. Los entrenamientos los efectúa con el Castilla y no con el primer equipo, porque el Madrid así se lo indicó.

Manuel Velázquez llegó al Madrid a los quince años y quedó enrolado en los infantiles. Después fue observando una clara progresión en sus condiciones y ascendiendo los peldaños lógicos dentro de la cantera. Jugó en el juvenil y en el amateur del Madrid, y después de cubrir un período de cesiones en el Rayo y en el Málaga ingresó, por fin en la primera plantilla.Llegó dentro de la oleada de los ye-yes, con tiempo justo para aportar su colaboración al título de Europa del 66. Desde entonces hasta el año pasado, se ha mantenido como titular. Su calidad para el trabajo de construcción en el centro del campo le ha hecho ser uno de los soportes principales del equipo en la difícil época que siguió a la retirada de los Di Stéfano, Puskas, Santamaría y demás.

Pese a que su ejecutoria deportiva dentro del club es brillantísima, Velázquez fue hombre visto con recelo desde las alturas del club desde muy pronto. En el Madrid gustan de una forma especial los jugadores que no plantean ningún tipo de problema, que son aburridamente moderados en sus declaraciones a la prensa y que dejan todos sus asuntos en manos de Bernabéu. «Lo que don Santi me diga.»

Problemas con Bernabéu

Velázquez se adelantó acaso un poco a su época y fue hombre que se sintió de cuando en cuando obligado a pedir explicaciones. De ahí las causas del recelo, que fue aumentando progresivamente. En una ocasión reprochó a Bernabéu directamente por unas palabras de crítica que había tenido para De Felipe -ex madridista, hoy en el Español- ante el resto de la plantilla, y esto fue lo que le hizo definitivamente caer en desgracia. Su calidad, que le hacía insustituible, le mantuvo durante mucho tiempo aún en el primer equipo, pero no gozó del favor de otros a la hora de las renovaciones.

Cuando se abrió de nuevo la importación de extranjeros, el Madrid buscó a Netzer, un hombre inadecuado para las necesidades deportivas de la plantilla, pero que podría ser útil para desbancar a Velázquez. El fichaje de Netzer ha sido analizado desde muchos puntos de vista, pero no se puede negar que distó mucho de ser un acierto. Netzer hizo una temporada pésima y dos simplemente aceptables. Y fue incapaz de desplazar a Velázquez. Lo único que consiguió fue arrebatar al madrileño la camiseta con el número diez.

Lo de la camiseta no fue más que un detalle, pero un detalle feo, en cualquier caso. Como feo fue que, a partir de la llegada de Netzer, a Velázquez se le discutieran las renovaciones. Como feo fue que en uno de esos tira y afloja entre Velázquez y el club, Bernabéu hiciera público, en una asamblea de compromisarios del club, lo que Velázquez ganaba, sin ofrecer elementos de comparación con otros -jugadores de la plantilla.

El Madrid ha seguido prodigando los detalles de este tipo con Velázquez. En este sentido, es de reseñar el hecho de que éste se enterara de que el Madrid le iba a dar la baja a través de Paul Breitner. En efecto, cuando éste estuvo por última vez en la Ciudad Deportiva del Madrid antes de regresar a Alemania fichado por el Eintracht de Braunchsweig, Velázquez acudió a despedirle: «Espero que nos veamos pronto, le dijo», a lo que Breitner contestó: «Seguro; vendré con el Eintracht en agosto a tu ho, menaje Velázquez se quedó perplejo, pues en esos momentos no sabía aún que el Madrid pensaba darle la baja .Breitner y los directivos del eintracht lo supieron antes que él .

Fecha impropia

A la hora de escoger la fecha para el partido el rival no lo pudo escoger; el Madrid contrató al Eintracht Braunchsweig, que cobrará 30.000.dólares por el partido- Velázquez tuvo de nuevo problemas. El quería que el partido se celebrase el 31 -hay mucha más gente en Madrid-, y el Madrid le forzó a aceptar el 24. Para convencerle, el club le dijo que el Madrid tenía concertados dos amistosos en Chamartín: con el Eintracht y con la selección de Perú. El día 24 habría menos gente en Madrid, pero sería la presentación de Juanito, Stiellke y Wolff, y la fecha resultaba por eso más interesante. Velázquez aceptó por ello. Han llegado las fechas señaladas y ahora resulta que de selección de Perú, nada. Sólo el Eintracht, y el día 24, por supuesto.

Pero los detalles no terminaron ahí. Velázquez, tras pasar un mes en Marbella de vacaciones, regresó a Madrid y pidió permiso para entrenarse, cara al homenaje y a su posible actividad posterior -quiere jugar una temporada más- El club le dio permiso para entrenarse... con el Castilla. Y Velázquez acude cada mañana a entrenarse con el filial, a treinta metros de distancia de donde lo hace la primera plantilla, a las órdenes de Miljanic.

Ante esta sucesión de desaires, Velázquez apenas a insinuado alguna queja. Su conducta ha sido de la misma elegancia que siempre caracterizó a su juego. El club, piensa, no son los hombres que lo dirigen, sino más bien los seguidores que lo sostienen. Ante ellos Velázquez ha pasado muchos exámenes y estos doce años le han servido para convertirse en uno de los hombres importantes de la historia de la entidad. Por fortuna, el trato que la afición ha tenido para él ha sido muy distinto que el que ha observado la directiva.

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