Dos sobreros de Aleas sembraron el único pánico

El segundo de la tarde, manso, se fue suelto en tres encuentros, José Castilla lo citó en los medios, con las banderillas en la mano, un peón distrajo al toro, que se arrancó incierto y fuerte, Castilla midió mal las distancias y fue volteado aparatosamente. Herido en la región glútea, no volvió a reaparecer. Pero el momento culminante de la tarde fue en el quinto toro. Devuelto el titular por cojo, salió un sobrero de Aleas, feo, gordo, con trapío de toro. El animal se emplazó en los medios y se arrancó cuarteando, buscó los tobillos, y arrolló por dos veces a Luis Miguel Ruiz, y achuchó con peligro a un peón; todas las cuadrillas en el ruedo sin poder sujetar a la fiera. El escándalo fue enorme, cayeron al ruedo almohadillas y el presidente ordenó la devolución del astado a los corrales, suponemos que por razones humanitarias, porque reglamentariamente el novillo no tenía ningún defecto. El sobrero bis, también de Aleas, «ni los veas», otro «pavo» de terrorífica presencia, volvió a sembrar el pánico entre la torería. Sólo Paco Núñez, en responsable director de lidia, metió el capote para encelarlo. Labor ardua, y larguísima. Hasta diez picotazos le dieron. Los tres últimos en los medios. Pues bien, este regalito se fue sin sus banderillas negras. Paco Núñez y Luis Miguel Ruiz resolvieron la papeleta con bien y esto es importante. Núñez, estuvo en director de lidia, siempre atento al quite. Al primero, noble, le hizo una faena aseada, con templados.muletazos sobre ambas manos, pero faltó vibración. Mató al segundo con brevedad, y no se acopló con el cuarto, el sobrero de San Patricio, un toraco manso, pero sin peligro. Núñez tiene oficio y anda muy fácil con el estoque; tres estocadas para despachar a sus tres enemigos. Ruiz, pasó las de Caín con los dos de Aleas y mató al regalito como pudo. Con el tercero estuvo valiente y dio muletazos de calidad. Con el sexto, no se centró y pecó de no correr la mano.