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Empiezan a multiplicarse las escuelas taurinas

La empresa de la plaza de toros de San Sebastián de los Reyes va a crear una escuela taurina, mediante la que dará cauce a las vocaciones toreras que, al parecer, son numerosas en la localidad. Hay allí muchos chiquillos que tienen la curiosidad despierta hacia cuanto se relaciona con el toreo, por los matadores de toros y novilleros que son naturales de San Sebastián de los Reyes o están afincados en la ciudad, y por la rápida promoción del espectáculo que produjo la suelta de vaquillas al final de las corridas.Hace poco dábamos la noticia de la creación de la escuela taurina de Jaén, en dependencia del Gobierno Civil. La Escuela Nacional de Tauromaquia, creada y sustentada por la cooperativa de toreros, lleva ya un año de funcionamiento. Otras escuelas, en diversas provincias, están a punto de gestación. En México organizan una, que toma modelo de las españolas. Es decir, que la idea de canalizar la formación de toreros, por la que tanto hemos batallado, ha sido bien acogida donde importa -entre los propios profesionales y aspirantes- y empieza a multiplicarse.

Es preciso ahora que las enseñanzas se impartan en las distintas escuelas con seriedad y competencia. Son éstas absolutamente necesarias si se trata de rescatar la riqueza de la tauromaquia en técnica y repertorio, y si su objetivo es no tanto producir figuras como toreros capacitados, conocedores del toro y los recursos para dominarle; de la lida en todos sus tercios, de la variación de suertes, desde las fundamentales hasta las de adorno.

La dirección de la escuela de San Sebastián de los Reyes es muy probable que esté a cargo de Jesús Núñez, de Villafranca de Xira, formado en esta población portuguesa de tanta raigambre taurina, por los mismos canales y con las mismas enseñanzas que aquellos verdaderos maestros de subalternos que fueron, entre otros, Mario Coelho y Badajoz.

Sabemos que la escuela de San Sebastián de los Reyes de ningún modo quiere competir con las demás escuelas, sino complementar su labor, pero la presencia en ella de Núñez nos suliere que acaso sea este el momento de que se constituya en centro de formación exclusiva para subalternos, a pie y a caballo, igualmente necesario que los destinados a futuros matadores, el cual categorizaría la profesionalidad de aquellos toreros y revalorizaría el espectáculo. Entre portugueses, los que han pasado por los aprendizajes de Villafranca da Xira tienen un punto de calidad, que los distingue claramente del resto. Recordemos a Coelho, cómo bregaba con el capote o la mano, cómo banderilleaba, y no harán falta otros argumentos.

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