Defensa veterinaria
La función social de la Veterinaría es lo suficientemente importante para que de una vez sea conocida. Tal y como se encuentra actualmente estructurada, se podría compendiar en tres objetivos inmediatos su labor: a) la producción animal en su doble hábitat: intensivo, de estabulación o en construcciones adecuadas y extensivo, de campo, en contacto directo con el medio ecológico; b) el cuidado médico-sanitario de estas especies domésticas en vida, por la patología propia que pueden padecer o por la que podrían trasmitir al hombre. Y c), la elaboración tecnológica y el control sanitario de los alimentos que nos reportan, y de otros de origen vegetal.Se deduce, pues, que el entorno doméstico animal tiene una gran incidencia sobre el hombre. Su finalidad más importante será precísamente contribuir a que el ser humano pueda alimentarse con los productos que nos proporcione, en muchos casos además componentes que sólo pueden ser aprovechados a través del animal. Creo que está claro, por tanto que es en una de las necesidades primarias del hombre que más le ha motivado por ineludible, la de su propio mantenimiento alimenticio, donde está implicada la actividad veterinaria.
Por estas razones, es también necesario que esta actividad sea suficientemente reconocida por la Administración, lo que no haría más que redundar en un beneficio general. Ahora que se pretende la -adecuada -reorganización a las necesidades del país, ninguna profesión esencial como esta debe quedar excluida, máxime considerando nuestras enormes posibilidades agropecuarias.
Se deberían crear los organismos con rango adecuado y en los Ministerios pertinentes (Agricultura, Sanidad ... ) que nuestra Veterinaria exige y merece. Cualquier grano de arena en favor de sus inquietudes y de denuncia de este abandono administrativo que desde hace años padecen nuestros 10.000 veterinarios, debe ser ahora aportado. Este es el sentido de esta modesta carta.
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