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Inteligencia náutica

España tiene 3.904 kilómetros de costa. Evidentemente sus deportes náuticos deberían estar entre los mejores del mundo. Que lo estén sólo en pequeñas dosis ya es otra cuestión que viene de la mala planificación general del deporte español. La vela, sin embargo, a la que ha seguido el piragüismo, es una de las especialidades protagonistas de esas pequeñas dosis de calidad. Desde el año 72 en que España logró el primer título mundial en la clase optimist, precisamente la de los principiantes -toda una señal de partida- los éxitos se sucedieron en los monotipos olímpicos con Gorostegui como primer ejemplo, o no olímpicos, con Félix Gancedo, gran dominador de la clase snipe, la más extendida en el mundo.

Ahora las satisfacciones vienen también del lado de los cruceros o barcos de mayor eslora y peso. En el Campeonato del Mundo de los barcos de 1/4 de tonelada el Manzanita, construido en La Coruña y propiedad de Ignacio de Llano, es líder con grandes posibilidades de conseguir el triunfo final. Por otro lado, hoy mismo se inicia en Cowes, la isla de Wight, Inglaterra, una nueva edición de la Admiral's Cup. España ya brilló hace dos años en su primera participación, con un sexto puesto final y un segundo en la regata más difícil. Quizá vuelva a hacerlo esta vez. Los británicos se asombraron entonces con los navegantes hispanos, al igual que después lo han hecho con «la armada invencible» del golf.

¿Cómo se brilla de esta forma a nivel internacional? A falta de buena planificación, con inteligencia. Los Gorostegui y compañía salieron de una «simple» escuela de vela en Palamós con Paul Maes, un extraordinario maestro. Manzanita, porque se ha construido con el diseño de Ron Holland, uno de los arquitectos navales más prestigiosos del mundo y además, porque Ignacio de Llano ha llevado con él nada menos que a Rodney Pattisson, doble campeón olímpico de la clase Flyng Dutchman en México y Kiel, así como medalla de plata en Montreal y a lb Andersen, otro genio de la vela mundial. El que a buen árbol se arrima, le puede cobijar la sombra del éxito.

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