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Profesionales suramericanos

La falta de profesionalidad de muchos jugadores de fútbol es uno de los puntos más lamentables del ajetreado mundo del balón redondo. Indudablemente, cada uno trata de mirar por sus intereses, pues quien más y quien menos tiene unos poquitos años para sacar el máximo rendimiento a un juego en el que el dinero, si se tiene suerte y calidad, puede llegar a manos llenas.Hace ya tiempo que España, tan, altruista hasta en esto, abrió sus puertas a los futbolistas suramericanos. Las abrió tanto, que se metieron de rondón, inventándose padres incluso de «Celta de Vigo», multitud de « profesionales». Algunos, todo hay que decirlo, no engañaron a nadie, ni siquiera en su carnet de identidad o partida de nacimiento. Normalmente, fueron los que no necesitaban engañar a nadie, porque se bastaban precisamente con su calidad. Si eran extranjeros tenían suficiente entidad para ocupar plaza y nada más. Si de verdad eran oriundos, al menos cumplían honradamente con sus contratos.

Pero fueron los menos. Los más, traficaron ellos y sus intermediarios hasta extremos insospechados por los mejores detectives. Y también una gran mayoría, que vino a labrarse un porvenir y ganar un dinero que en sus países, por aquello de las monedas o de la valoración a la «profesión» futbolista jamás iban a soñar en conseguir, han remoloneado siempre para volver al «trabajo».

El caso de Heredia, que no merece más comentario ni publicidad, porque el fútbol español se mueve desde hace ya bastante tiempo por asuntos extrafutbolísticos así y bastante menos por si se mejora en la técnica o no, es uno más en la lista. También Arrúa, desde Paraguay, declaró no querer volver al Zaragoza. Todos son los «deseados», o al menos así lo parece. Deseados, ¿de qué? ¿Quién es el señor Heredia para llenar páginas de un periódico? ¿Qué méritos tiene? Ser muy poco profesional. Nada, más bien. Realmente curioso para publicarlo.

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