Detención de líderes sindicales británicos
La huelga de los trabajadores de una firma de laboratorios cinematográficos en Londres ya no es sólo la disputa sindical más larga y de las más violentas de la historia de Inglaterra, sino también un motivo para subrayar aspectos de la confrontación política de las derechas y las izquierdas de este país.La violencia de los enfrentamientos entre la policía y los miembros de los piquetes de huelga ha causado, en el curso de los diez meses de conflicto, numerosos heridos y más de un centenar de detenciones, entre ellas la de una diputada laborista.
Ayer tuvieron lugar las escenas más graves. Tras una pelea violentísima entre componentes de los piquetes y agentes del orden, fueron detenidos varios líderes sindicales, entre ellos el minero Arthur Scargill, que había acudido a las puertas de la factoría como miembro de uno de los grupos de apoyo de los huelguistas. Con él estaba otro sindicalista minero, Mick MacGahey, que une a esa condición la de presidente del Partido Comunista británico.
La detención de Scargill, uno de los personajes más populares de este país, fue descrita por un parlamentario laborista como «una provocación de la policía», cuya actuación en las últimas semanas de este conflicto ha sido severamente criticada por las izquierdas. Se suceden las denuncias por malos tratos contra agentes del orden, quienes se defienden hablando del carácter que han tomado los piquetes.
Los enfretamientos entre la policía y los sindicalistas se han convertido en el símbolo violento de otra confrontación más profunda, la de derecha e izquierda. Mientras a los huelguistas les apoyan personalidades de la izquierda del país, desde miembros del Partido Laborista a diversas agrupaciones comunistas, el empresario, que hasta ahora se ha negado a atender las demandas de los trabajadores, recibe el consejo de entidades de carácter ultraderechista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.