Las carreras de fórmula 1 ya se ganan en los tableros de diseño
Los coches de fórmula 1 son el resultado de los más sofisticados y costosos estudios para conjuntar idóneamente al hombre la máquina y el medio con el objetivo de ganar pruebas. Todo esto, a veces, se queda ridiculizado cuando en última instancia se deja de ganar una carrera por quedarse la máquina sin gasolina en los últimos metros.Andretti, un norteamericano, de 36 años, fue el protagonista de esta anécdota en el circuito de Anderstorp, donde el pasado domingo se disputó el Gran Premio de Suecia. Andretti, al igual que lo hizo en el Jarama, donfinaba la carrera con toda tranquilidad. Lafitte, segundo clasificado entonces, tenla una desventaja de quince segundos cuando sólo faltaban cuatro vueltas. Andretti advirtió la falta de gasolina y tuvo que entrar en boxes con lo que perdió un triunfo asegurado. Sus mecánicos habían cerrado mal el tapón hermético de los depósitos. Sin embargo, esta escena se ha repetido en otras ocasiones. En el año 75 Sheckter llegó segundo a la meta en el circuito de Zolder, y nada más rebasar la meta se quedó sin gasolina. En el último Gran Premio de Japón, que ganó precisamente Andretti, también el norteamericano llegó por los pelos. En Suráfrica y este mismo año, Niki Lauda tuvo que abandonar su Ferrari sobre el arcén por la misma causa cuando, afortunadamente, ya había recibido el banderazo de la victoria.
Los coches de fórmula están perfectamente pensados para que los depósitos permitan el disputar una carrera sin tener que repostar. Lo de Andretti no deja de ser una anécdota que constrasta con la alta especialización de los estudios de los constructores de la Fórmula 1. Es tal la especialización de estos estudios que llegan a hacerse sobre cada trazado concreto, y adaptados con acierto dan como resultado, y por muy poca diferencia, que los equipos que eran imbatibles ayer, se queden descolgados hoy. Lotus, Wolf, Brabham y McLaren mantienen una pugna constante semana tras semana, sometiendo a coches y a pilotos a pruebas exhaustivas. El resultado de este trabajo está convirtiendo a la fórmula 1 en un marathon técnico y las carreras empiezan a ganarse en el tablero de dibujo sobre el que el diseñador proyecta los coches.
La mayor penetración aerodinámica, la suspensión mejor calculada y sobre todo la reducción constante de peso dentro de los límites permitidos, son la clave del éxito de los nuevos Brabham, Wolf y Lotus. Ferrari, que también investiga a fondo, parece no poder conseguir este difícil compromiso técnico en las últimas carreras. Pero, ¿qué ha pasado en la fórmula 1 para que en el curso de muy pocas semanas la superioridad de un grupo de coches sea tan manifiesta?
Disminución de peso
El dinero, la investigación y el trabajo han creado una nueva filosofía cuyo resultado es la notable disminución en el peso total permitido por los reglamentos, que es de 575 kilogramos. Cada veinte kilos reducidos dan como resultado ocho caballos más de fuerza en el motor, que junto a una mayor manejabilidad y al estudio de las fuerzas aerodinámicas que actúan sobre el monoplaza a altas velocidades, se traducen en esas diferencias de menos de un segundo por vuelta que para el lector profano pueden parecer insignificantes, pero que a la hora de ganas carreras son teóricamente insalvables.
Los quince mejores pilotos de la fórmula 1 han llegado a un grado de dominio y a un conocimiento tal del trazado de cada circuito que si no disponen de los coches más afinados su habilidad personal no cuenta para nada. Bloques de magnesio, culatas, una nueva fibra más ligera para las carrocerías, elementos mecánicos de titanio... Un motor convencional como el que lleva el McLaren de Villota cuesta 1.300.000 pesetas. El motor que llevan Andretti o Hunt en un coche teóricamente igual puede costar casi tres millones. La diferencia es de veinte kilos menos. Reducir en un kilo una barra antivuelco cuesta casi 100.000 pesetas.
Mucho dinero, y aún así no basta para ganarcarreras, hace falta tener quien te lo venda. La fórmula 1 es un coto cerrado dominado por un pequeño grupo de constructores que obtienen grandes beneficios con el dinero de grandes patrocinadores y estos piden a cambio victorias y resultados para su publicidad. No pertenecer a ese restringido grupo significa ser comparsa de este alucinante circo.
Ferrari, tras la potente Fiat, es el único oponente serio de este monoplio dominado por los ingleses.
La guerra constante mantenida por estos dos poderosos grupos es cambiante de acuerdo con las inversiones y el grado de mutuo ingenio desarrollado en la investigación constante. El año pasado fueron los italianos los que dominaron el cotarro aunque no ganaron el campeonato por el accidente de Lauda, y por muy poca diferencia. Este año, si Ferrari no despierta a tiempo, serán los Ingleses sin duda los que ganarán la difícil partida.
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