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Encuentro informativo en EL PAÍS

Debate electoral entre candidatos al Congreso

A medianoche se inició un debate-coloquio con los candidatos presentes en los locales de EL PAIS y los senadores de designación real. Joaquín Garrigues, Francisco Femández Ordóñez e Ignacio Camuñas, por la Unión de Centro Democrático (UCD); Enrique Barón y Mariano Aguilar Navarro, por el PSOE; Ramón Tamames, por el PCE; Nazario Aguado, por el Frente Democrático de Izquierdas, y Julio Jáuregui por el Partido Nacionalista Vasco, intervinieron en el debate junto a los recién designados senadores por el Rey, Carlos Ollero y Julián Marías. También participaron José María de Areilza y Alfonso de Cossío.

Inició el debate el director de EL PAIS, Juan Luis Cebrián, quien indicó que, ante la carencia en esos momentos de resultados de las votaciones, podían centrarse las intervenciones en dos temas: la necesidad o no de convocar nuevas elecciones generales una vez redactada la Constitución y las posibilidades de coaliciones gubernamentales entre los partidos que obtengan la mayoría en el Congreso.

En el primer punto se mostraron partidarios de la convocatoria inmediata de nuevas elecciones Ramón Tamames (PCE) y Enrique Barón (PSOE). Tamames afirmó que las elecciones ayer celebradas se habían realizado bajo el carisma del franquismo, con una ley Electoral antidemocrática, algunos partidos en la ilegalidad y otros muchos legalizados hacía sólo tres meses. Llegó a calificar los comicios como «una farsa al pueblo » y advirtió a los miembros presentes de UCD que si no se aprestaban a elaborar una nueva Constitución que diera paso inmediato a nuevas elecciones y «se limitaban a instalarse en las poltronas ministeriales durante cuatro años, no se conseguiría una auténtica democracia».

Enrique Barón afirmó que el PSOE considera que las elecciones municipales debían ser el paso inmediato a dar y que su partido había propuesto que al día siguiente de conocerse el resultado de las elecciones debía producir se una dimisión general en los Ayuntamientos y que éstos fueran sustituidos provisionalmente hasta los nuevos comicios municipales por unas comisiones técnicas. Respecto a la convocatoria de nuevas elecciones generales, Barón indicó que esta vendría forzada por la labor de las Cortes Constituyentes con un amplio refrendo popular. También señaló que era necesaria una nueva ley Electoral.

Francisco Fernández Ordóñez (UCD) se mostró, por su parte, contrario a la convocatoria de nuevas elecciones «dada la grave situación por la que atraviesa la economía española, que exige un período de gobierno estable que haga frente a la crisis. económica».

El moderador, Javier Pradera, preguntó a los candidatos de UCD si estaban dispuestos a establecer coaliciones con otros partidos para gobernar. Joaquín Garrigues afirmó que debería gobernar el partido o coalición que obtuviera más votos y que no hacía falta un porcentaje mayoritario absoluto para gobernar, citando a este respecto los ejemplos de la Democracia Cristiana en Italia y del Partido Socialista, en Portugal.

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Garrigues puntualizó que no obstante la UCD estaría dispuesta a llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas no para gobernar, sino para elaborar la Constitución y la organización de la convivencia en nuestro país.

Tamames replicó que esos acuerdos debían basarse en un consenso de todas las fuerzas políticas, organizaciones sindicales y movimientos ciudadanos. «Si no se logra este consenso -afirmó- y la UCD se limita a echar raíces en sus sillones ministeriales no podrá hablarse de democracia ni de elecciones democráticas.»

Manuel Aguilar Navarro señaló que el PSOE estaba dispuesto a pactar con la UCD para elaborar una Constitución democrática y discutir un plan económico de urgencia. «Este compromiso constitucional -dijo- debe entenderse a partir de un proceso de reordenación de la sociedad española. Respecto a un posible pacto para formar Gobierno, Mariano Aguilar señaló que el PSOE quizá pudiera llevar una acción de gobierno conjunta con la UCD en el supuesto de que dominara lo que denominó «su ala izquierda» representada en el debate por los señores Fernández Ordóñez, Camuñas y Garrigues.

«De todos modos -indicó-, el PSOE tiene interés en no dar ni un paso para separarse excesivamente del Partido Comunista. Tant o los comunistas como nosotros tenemos un compromiso de diálogo en la futura Cámara.»

Alfonso de Cossio intervino en ese momento para indicar que se estaba hablando de la UCD como si fuera un partido y no debía olvidarse que era tan solo una coalición electoral que podía sufrir múltiples desplazamientos. Replicó a ello Ignacio Camuñas señalando que existía un compromiso entre los partidos que forman UCD de convertirse en una unión parlamentaria y una vocación comunmente sentida de comparecer conjuntamente.

A la pregunta de Javier Pradera de si la UCD se seguiría manteniendo bajo el carisma de Suárez en una «unión de destino en lo universal», dada la disparidad de fuerzas que lo integran -socialdemócratas, liberales y democristianos que en otros países compiten entre sí-, Ignacio Camuñas respondió que Suárez tenía ante la opinión pública la credibilidad de ser la única persona que podía seguir rigiendo los destinos del país después del 16 de junio.

Solicitada entonces la opinión a José María de Areilza sobre la credibilidad del presidente Suárez, afirmó que ésta era evidente, ya que como jefe del Gobiemo había tomado una porción de decisiones no fáciles que habían hecho posible, entre otras cosas, la celebración de elecciones. Areilza cerró el debate señalando que ante la falta de resultados de las elecciones, sólo se podía especular ante una victoria que no se conocía entonces de la UCD.

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