"Queremos una campaña tranquila y sin agresiones", dice Felipe González
El primer secretario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Felipe González, se mostró ayer muy optimista respecto a las posibilidades electorales de su partido, en el curso de una rueda de prensa con la que abrió la campaña del PSOE. Aunque no cree que se produzca la coyuntura necesaria en estas primeras elecciones, su partido no aceptaría participar en un Gobierno como testigo mudo de la izquierda, ni tampoco en el caso de que no se entre decididamente en un proceso constituyente. Respecto a su entrevista con el Rey, reveló que no había visto en don Juan Carlos una posición de rechazo a la apertura de un período constituyente.
Felipe González, tras afirmar que su partido desea «una campaña tranquila y sin agresiones», dijo que el PSOE no pretende hacer una Constitución a su medida, sino un marco en que ninguna fuerza política tenga que sentirse en inferioridad de condiciones. En la elaboración de esa Constitución debería discutirse todo, incluida la forma y la estructura del Estado. Junto al tema de la diversidad regional de España -«no queremos hablar de la superestructura Estado español, sino de España», precisó-, la futura Constitución debería garantizar las libertades clásicas y algunas no tan clásicas, como el derecho a la salud, los derechos de las minorías marginadas, y otros. Naturalmente, entre las pretensiones expuestas se encuentra que el poder ejecutivo depende del legislativo.Otro aspecto de la campaña del PSOE estará basado eli el eslogan cambiar la vida, concretado en un programa de reformas socio-económicas. En una primera etapa, no se trata de ir hacia cambios estructurales profundos, porque éstos sólo podrían abordarse desde una economía más saneada. El objetivo prioritario, para el PSOE, es la lucha contra el desempleo. Otras medidas apuntadas por Felipe González se refieren al traslado de la Seguridad Social al presupuesto del Estado, reforma fiscal, reforma agraria, lucha contra la especulación del suelo, y ensenanza pública, gratuita y laica; «enseñanza pública -agregó- no se opone a enseñanza libre».
Abordó después el problema del Ejército y de las fuerzas de orden público. Respecto al primero, hizo un llamamiento a todos los sectores políticos para que no toquen el tema en esta campaña; en cuanto a las fuerzas del orden, nego que corresponda a ellas la responsabilidad de la represión. En este sentido, se manifestó contrario al eslogan disolución de los cuerpos represivos; «a quien habría que pedir responsabilidades es a los gobernadores civiles o al ministro de la Gobernación».
Terminada la intervención de Felipe González, el coordinador general de la campaña del PSOE, Alfonso Guerra, pasó a exponer los datos técnicos de la misma. Con un aire que parecía rememorar el histórico en picos, palas y azadones, cien millones, el coordinador resumió las previsiones del PSOE para esta campaña: veinte millones de ejemplares del manifiesto electoral, diez millones de carteles de diverso tipo, cien millones de hojas informativas, 2.500 vallas en todo el territorio nacional, seiscientas inserciones de anuncios en cincuenta periódicos, trescientas inserciones en catorce revistas, 5.000 cuñas radiofónicas; además de una movilización de 70.000 militantes para la campaña, que se aspira llegue a 87.000 el día de la votación, a fin de disponer de dos interventores por cada mesa electoral. A ello hay que añadir 3.500 mitines.
La financiación de esta campaña costará quinientos millones de pesetas.
Asimismo, Alfonso Guerra destacó la notable manipulación que existe ya respecto a la televisión; en los dos programas dedicados a políticos se han producido, hasta ahora, doce intervenciones de Alianza Popular, diecisiete de la Unión de¡ Centro, y dos del PSOE.
En respuesta a diferentes preguntas, Felipe González habló de que comunismo es comunismo, y socialismo es socialismo; «cuando acabe el debate entre Dolores Ibarruri y Santiago Carrillo, podremos saber realmente lo que se propone el PCE». Acusó de indefinición a la Unión del Centro, y a Alianza Popular, de ser una fuerza cada vez más reaccionaria. También se refirió a otros grupos socialistas, cuyo principal objetivo -según Felipe González- consiste en tratar de restar votos al PSOE.
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