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Reportaje:

Aumentan en todo el mundo los intentos de liberación emocional

La represión de las emociones y los sentimientos humanos es un hecho generalizado. Se sabe que la mayoría de la población mundial padece alguna forma de neurosis por esta causa y que buena parte de las enfermedades orgánicas tiene su origen también en problemas afectivos. La sicoterapia, de grupo, el sicoanálisis, el sicodrama, la expresión corporal, son algunos de los intentos para sacar a los individuos de su alienación y aislamiento emocional. La bioenergética es una técnica más. Alfonso Garcia Pérez describe una sesión de esta técnica de desbloqueo afectivo y corporal realizada recientemente en Madrid.

Desde que Sigmund Freud afirmó en El malestar en la cultura, que la mayor parte de la infelicidad humana tiene su origen en la represión de los sentimientos, se multiplican, día a día, las experiencia para intentar eliminar esa represión que nos hace enfermar. Wilhem Reich, discípulo de Freud, considera la existencia en cada individuo de una especie de coraza que es una verdadera armadura de las emociones, en la que el individuo se refugia como la almeja en su concha. Se intentan ocultar así las partes débiles, sensibles, emotivas, entre otras causas, por miedo a que una sociedad frustrante destruya lo mejor y más íntimo de nosotros mismos.Lo que sucede entonces es que la misma coraza que impide el desarrollo y manifestación de las emociones, impide también la realización de una vida satisfactoria plástica y feliz. Desde dentro de esa armadura o coraza no se viven plenamente los deseos ni se valoran las satisfacciones ni se realizan los sueños. Todo eso se considera, desde la propia impotencia, como imposible. Incluso la inteligencia se ve deteriorada, o simplemente mal utilizada, ya que está bien demostrado que una vida insatisfactoria a nivel emocional bloquea la creatividad y el ejercicio abierto de la inteligencia, al contrario de lo que creen muchas personas, que piensan erróneamente que la represión emocional es una base para el desarrollo de grandes proezas mentales.

Wilhem Reich llega a asegura en algunas de sus obras (Análisis del carácter, La función del orgasmo, etcétera), que sólo una parte escasísima de la humanidad logra un orgasmo, sexual plenamente satisfactorio, donde se alcance el máximo posible de expresión emocional.

Experiencia en Madrid

En uno de los múltiples centro que surgen en Madrid para el desarrollo de nuevas técnicas de trabajo sicosocial, el CIPARH (Centro Internacional de Psicología Aplicada a las Relaciones Humanas), dirigido por Ignacio Martín Poyo, acaba de tener lugar un curso de bioenergética. Esta técnica, creada por los seguidores del propio Wilhem Reich, parte de la base de que el hombre no es un cuerpo y un espíritu separados. Todo lo que nos sucede en el ámbito mental a nivel interno o externo -tensiones, estados depresivos, angustias- se expresa a través del cuerpo, a través de este o aquel músculo.

Rafael Estrada fue el director del curso de bionergética impartido en CIPARH. Siquiatra, discípulo de Reich y colaborador de Alexander Lowen, es el creador del Instituto Wilhem Reich de México. Va a comenzar una de las sesiones:

Un conjunto de personas tumbadas en el suelo espera en silencio total las palabras del terapeuta. Están en meyba o ropa interior y se mantienen en esa postura durante horas y horas consecutivas dramatizando diversas situaciones. Algunos respiran fuerte. Otros intentan relajarse, si es que no lo están ya.

«Evoquen sus emociones más tiernas de anhelo, de contacto o de ternura», les dice el terapeuta que se dispone así a entrar en una nueva experiencia. «Hemos estado trabajando durante dos días -prosigue- evocando emociones, descubriendo potencialidades que existen en nosotros. Ahora vamos a ponernos en contacto con nuestros padres... Traigamos a la mente la imagen de nuestro padre ... » El silencio vuelve a adueñarse de los presentes y mientras la imaginación trabaja, van sucediéndose las palabras del terapeuta, lentas y pausadas: «Recordemos a nuestro padre lo más verdaderamente posible que podamos, recordando sus gestos, su forma de andar, su forma de ejercer la autoridad, su forma de expresar su afecto hacia ustedes... Establezcan con él una especie de diálogo interior, expresen sus emociones ... »

En el silencio que sigue, uno de los presentes rompe a llorar. Otra persona, una mujer de unos treinta años, hace también conatos de lloro... «Expresen sus emociones amando a su padre -continúa con voz pausada y suave, el monitor del grupo-, encontrando lo que nos ha separado de él..., diciéndole lo que hubiéramos querido decirle muchas veces, lo que nunca nos atrevimos a decirle, expresando nuestras demandas..., nuestros reproches, afectos y frustraciones ... » La emoción va palpándose en el ambiente, a través de los movimientos de los cuerpos, brazos, piernas, balbuceos, pequeños gemidos.

Es entonces cuando algunas de las personas sometidas a la experiencia rompen a llorar. Alguien grita: «Nunca te has expresado con mi madre; ni una caricia, ni un beso o un abrazo..., ni con tus hijos.» La voz sale del cuerpo robusto de un hombre de treinta años.

«No quiero que te mueras», «qué vacío ... », son otras de las expresiones escuchadas. Algunas de las personas que empiezan a clamar, llorar o gritar, levantan las piernas y las caderas.

El terapeuta prosigue implacable y sereno su trabajo: «Vean cuanto hubieran querido quererle, recuerden cómo le decían cuando eran ninos ... » Imita con su propia voz: «Papá, quiero ir de excursión», «papá ¿me dejas?» Las voces aumentan progresivamente y al murmullo de palabras incomprensibles le acompana el creciente movimiento de los cuerpos. Una de las personas parece muy congestionada, porque no consigue romper a llorar. El terapeuta se dirige a ella y poniendo las manos en el pecho, consigue con complejos movimientos que rompa a llorar.

«Cuántas formas de expresarse -dice ahora el terapeuta- son de su padre, cuántas formas de pensar y actuar son de su padre o contra su padre. Dénse cuenta de la importancia que tiene el conflicto con su padre, de cómo ustedes actúan como él o contra él... i Cuántos gustos iguales! ¿En qué medida el mundo de su padre continúa viviendo en ustedes?» Al llegar a este punto si.mula «mi papá es muy trabajador.... el mío es un borracho.... al mío le gusta el fútbol..., el mío prefiere hablar de política ... » Alguien grita indignado «el mío es gilipollas».

Romper a llorar

Tras las vivencias ante la figura paterna, se inicia una nueva experiencia: «Pónganse en contacto con todo el mundo emocional que les suscita la madre.... exprésenle lo que sienten.... ¿que emociones tienen respecto a su madre? ¿Les abandonó? ¿Les sobreprotegió? ¿Les educó? ¿Les hizo pelear con su padre? ¿Siguen buscando una mamá que no tuvieron? ¿Han logrado cortar el cordón umbilical con su madre? ... »

Entonces vuelve a tener lugar un episodio de gran fuerza emociona para el grupo. Una persona balbuceante y muy violentada en su incapacidad de expresarse es asistida por el terapeuta que ejerce en su cuerpo movimientos de estímulo y desbloqueo... Algunas personas e incorporan y observan la escena quizá proyectando sus propios bloqueos y represlones en la afectada e intentando resolver a través de ella sus conflictos. El terapeuta frota su viente, aprieta y suelta rítmicamente su garganta que está enrojecida de congestión para lo grar que rompa a llorar. Mientras ejerce estos movimiento, frotando a la vez suavemente las sienes y los pectorales, va diciendo: «suelta esto que tienes aquí».

Los demás se van acercando e incluso tocan también a la persona en crisis. Está claro que para ellos la represión está allí. Por fin se logra, al oprimir el monitor algunas articulaciones en ejercicios muy lentos y estudiados, que la persona afectada empiece a gemir y, a continuación, a llorar fuertemente.

Sus lágrimas y gritos son acogidos con evidentes signos de distensión en todo el grupo. A continuación, uno tras otro van incorporándose a la libre manifestación emocional. Después vendrá el mundo de la palabra. Sentados en el mismo suelo, sobre las colchonetas, tienen lugar largas conversaciones donde se cuenta casi todo sobre la infancia de cada uno, co la ayuda interpretativa del tera peita: problemas de la niñez descripción de los familiares, momentos críticos pasados en la propia vida... Se trata entonces de expresar y comprender a nivel verbal. La razón intenta asumir un mundo complejo y de gran riqueza interior -el afectivo- que es negado un cotidianeidad. Al acabar el domingo, tras setenta y dos horas de experiencia, los asistentes a la misma sueñan, con evidente satisfacción en una forma distinta de existir manifestarse afectivamente. Formas diferentes, pero posibles ya para algunos, realidades vividas.

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