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Montañismo

Falta ayuda a los clubs modestos

Antonio Guerrero

Con la llegada del buen tiempo y la proximidad de las vacaciones veraniegas varias expediciones castellanas ultiman sus preparativos para salir en busca de alguna cima de importancia y conquistarla. Este año, en concreto, saldrán ocho: al Chopicalqui (S.D.Excursionista), al Kilimanjaro (C.A.Soriano), a Africa Oriental (S.E.Soriana), al Jirishanca (equipo Madrid-Granada), al Huandoy (R.S.E.A. Peñalara), al Cucahirca (G.M.Galayos), al Alpamayo (G.D.Cumbres) y al Illampú (S.D.Aralar).

Para el que esté un poco metido entre los clubs de montaña esta lista puede serle reveladora. Dos clubs con dinero y seis de escasos recursos económicos son los que organizan estas expediciones. Porque, hasta no hace mucho, solamente los clubs poderosos (económicamente, se entiende) eran los que se atrevían a organizar expediciones. Los clubs modestos se limitaban a ver como sus mejores hombres se iban con los «ricos» para así poder realizar sus lógicos sueños de alcanzar alguna cumbre de categoría.Sin embargo, últimamente, los pequeños clubs se están lanzando a organizar y realizar expediciones de envergadura, para las cuales todos sus socios (con gran espíritu deportivo) sacrifican un poco de su tiempo personal ayudando de las más diversas formas, y conseguir así dinero y material, y que solamente unos pocos compañeros puedan dejar el nombre del club -y del alpinismo español- muy alto. Ya el año pasado varias expediciones modestas alcanzaron cimas de importancia internacional (como el Tupungato) y, sin embargo, la mayoría de los periódicos y revistas especializadas no dijeron apenas nada al respecto, dedicando, injustamente sus espacios y titulares para aquellas expediciones de clubs económicamente fuertes. Injustamente, repito, porque a éstos les resulta más fácil todo al no tener preocupaciones de dinero y material, mientras que aquéllos están «sufriendo» la expedición día a día hasta que se puede llevar a cabo.

Algo parecido ocurre con las ayudas económicas de la Federación Española de Montaña. Resulta que, si es la Federación la que organiza la expedición, ésta suele estar compuesta por miembros del Grupo de Alta Montaña (GAM) que, paradójicamente, pertenecen en su mayoría a los clubs ricos. Por otro lado, parece ser que la Federación Española tiene reglamentado el dar una cierta ayuda económica solamente a las expediciones que, entre sus componentes, lleven a algún GAM, con lo cual todo se queda igual que antes.

Entonces, ¿de qué forma ayuda la Federación a fomentar el Gran Alpinismo entre los clubs modestos? ¿Es que siempre van a ser los mismos los beneficiados, precisamente los clubs más poderosos económicamente? Porque la única ayuda que han tenido estas expediciones, de momento, es la recibida por parte de la Federación Castellana de Montaña, que les paga un 50 % de material y gestiona el conseguir ayuda de casas comerciales. Es de esperar que, al igual que todo el deporte español, el montañismo sufra un cambio en su política de promoción para que, de esta forma, las ayudas más grandes las reciban los más pequeños.

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