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La mujer española frente a las elecciones

Cuando empezamos a enterarnos de los distintos programas políticos de los partidos, creo que toda mujer mínimamente consciente de su situación actual en la sociedad española dio un respiro de alivio.Se había terminado la sociedad machista; la marginación de la mujer por el simple hecho de su condición femenina. Ni un solo partido, desde la más extrema derecha a las más extrema izquierda, dejó de tocar el tema de la marginación actual femenina, proclamando no sólo un derecho, sino un deber, nuestra participación en una sociedad integrada por hombres y mujeres, que en igualdad de condiciones, derechos y obligaciones, debían sacar adelante, codo a codo, los temas candentes que hoy a todos nos preocupan y que exigen una inmediata solución.

¡Bendito momento! Habían hecho falta veinte siglos de historia para alcanzar esa igualdad de condiciones que, como seres humanos, implicaba a ambos sexos. La mujer, convencida por estos programas, sacudió la losa histórica de los tiempos que sobre ella pesaba, y se sintió, por primera vez, integrada en un futuro de igualdades, que reclamaba su presencia en el devenir político. Se lanzó, con gran responsabilidad, a ese ruedo que exigía su presencia. Fueron muchas, muy preparadas y que supieron trabajar fabulosamente para alcanzar ese compromiso histórico, donde seres humanos, sin distinción de sexos ponían lo mejor de sí mismos para sacar adelante esa democracia que ya se vislumbraba en el horizonte de nuestra actualidad histórica.

Meses de trabajo, de lucha..., de ilusión, que no pesaban, porque por primera vez la sociedad nos reclamaba más de lo que habíamos vivido hasta ahora. Pasaron los días, las semanas, los meses.

Las listas electorales saltarían de un momento a otro a los medios de información, dándonos la base para que todos pudiéramos elegir a los que sintiéndolos más cercanos a nuestra ideología, pudieran representamos en el Congreso y en el Senado. Más trabajo, más lucha y más ilusión. Ni una sola mujer española debía quedar ajena al momento urgente que contaba con ella. Finales de abril. Las listas electorales se han filtrado hasta el público, bien sea de una manera oficial o extraoficialmente. Los nombres de los candidatos están clarísimos, y los de los partidos políticos también. El que más tiene dos candidatos femeninos en todas sus listas electorales, ¡a nivel nacional!

Y la mujer, que no es tonta ni mucho menos, empieza a preguntare que dónde se han quedado todas esas teorías de la igualdad, del codo a codo, y de la exigencia de la presencia femenina en el momento actual. Entonces empieza a darse cuenta del gran engaño: «Del dicho al hecho hay un gran trecho.» Y despacio, despacito, porque estas cosas no se digieren así como así, nos vamos dando cuenta de que otra vez hemos sido manejadas en un juego donde no se nos deja jugar.

Otra vez nos han llenado los oídos de unos cantos de sirena que no tienen absolutamente nada que ver con la realidad. La mujer que educa a sus hijos, la que trabaja, la que estudia y hasta la jubilada, sienten en su propia carne el engaño de unas hermosas palabras que a la hora de la práctica han sido solamente sueños que se han desvanecido con el despertar. Pero vamos a pensar un poco; no hay que dar paso al desaliento y a la amargura, ¡por supuesto que no! Todo este sueño no ha sido en vano.

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Por lo menos ha servido para que todas comprendamos cuál es nuestra postura actual y qué fuerza práctica tenemos ante las próximas elecciones. Señores presidentes, secretarios generales y candidatos electorales de los distintos partidos: ¿Habéis tenido en cuenta que el 53 % del electorado es femenino? Concretamente en Madrid, ¿sabéis que la cifra aún es mayor?

Los sociólogos y sicólogos, ¿os han llegado a informar de la madurez de la mujer actual?, ¿o todavía pensáis en esa eterna niña que se deja deslumbrar por el oropel de vuestra oratoria? Estamos seguras de que simplemente una abstención femenina en las próximas elecciones cambiaría radicalmente de signo la marcha inmediata de la historia de España.

No es una amenaza, claro que no, es un hecho real que, señores presidentes, secretarios generales y candidatos en general de los distintos partidos, queremos que tengáis en cuenta, y esperamos una aclaración justificada de esta ausencia de candidatos femeninos en vuestras listas. Señores míos: os estáis jugando más de la mitad del electorado. Esperamos la respuesta.

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