Crece la tensión entre los partidos políticos israelíes
El 17 de mayo se celebrarán en Israel elecciones generales para renovar la Kneset (Parlamento). La convocatoria es especialmente importante, ya que el Partido Laborista, en el poder desde hace veintinueve años, corre el peligro de ser desplazado en su posición de primera minoría. Los últimos escándalos políticos, la inflación y el desgaste propio de tantos años de Gobierno, son los escollos más evidentes. Pero la maquinaria del partido es sumamente poderosa, y no será fácil vencerla. La campaña electoral está en su apogeo.
Los laboristas basan su campaña en la labor realizada y en la renovación de su propio partido. Ante las constantes alusiones a la necesidad de un cambio en la política de Israel, ofrecen caras nuevas. Las listas laboristas han sido confeccionadas en un 50% con hombres nuevos.Los problemas territoriales, unidos al tenia de la paz con los árabes, dramatizan las polémicas electorales, al tiempo que son materia importante de los programas de los partidos. El bloque derechista, capitaneado por Menajem Beguin, un antiguo luchador de la guerra de independencia que dirigió uno de los grupos terroristas judíos, es el principal enemigo del laborismo. En su programa se incluye la anexión definitiva de la margen occidental del Jordán, y una progresiva y enmascarada desocialización de Israel. Aunque las en cuestas de opinión no le dan al bloque derechista (Likud) muchas posibilidades, el jefe del Partido Liberal, uno de los integrantes de la coalición, declaró recientemente que esta vez el Likud tiene la oportunidad histórica de llegar al poder. Moshe Dayan, con su prestigio legendario, mantuvo conversaciones con la derecha tendentes a integrarse en sus listas, pero, al fin, continúa en las filas laboristas.
A la izquierda del laborismo hay división. El Partido Comunista Israelí, junto a formaciones políticas menores, presenta su «Frente Democrático por la Paz y la Igualdad», que basa su política en un acuerdo negociado con los árabes, el retiro de Israel de los territorios ocupados en 1967 y la creación de un Estado palestino independiente, fronterizo con Israel.
Una incógnita es el nuevo Partido Movimiento Democrático para el Cambio, integrado mayoritariamente por intelectuales y que preside el famoso arqueólogo Yigael Yadin, jefe de la expedición que restauró las ruinas de la fortaleza de Masada. Su programa reformista pretende luchar contra la burocracia y la creciente desigualdad social, aduciendo el desgaste del partido oficialista «corrompido por la permanencia en el poder».
La tensión preelectoral es muy grande. La gran mayoría de los líderes políticos están exclusivamente dedicados a sus campañas, y se resisten a conceder entrevistas a la prensa extranjera hasta pasadas las elecciones.
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