Réplica de inserción obligatoria de Cultura Hispánica
El Ministerio de Información y Turismo nos envía para su obligatoria inserción, la rectificación siguiente que nos envió en su día Javier Martínez de Velasco V., jefe del departamento de viajes, cuya réplica fue denegada en su día por el directo de EL PAIS por estimar que no se ajustaba a derecho.
En la página núm. 19 de su diario, fecha de hoy (16 de diciembre), se publica a tres columnas una información relativa al vuelo especial de Navidad para estudiantes de la zona del Caribe, que ha sufrido un desgraciado retraso y que deseo puntualizar, tanto por estricto sentido de la verdad como por el legítimo derecho de réplica que otorgan nuestras leyes.Es cierto que el Instituto, en colaboración con Viajes SEU-TIVE, contrató un centenar de plazas en el avión regular de Aerovías Quisqueyana, de bandera dominicana, en el trayecto que desde hace meses viene realizando de manera regular, partiendo de Roma y continuando, a Madrid, Santo Domingo y Miami.
Vuelos de este tipo se vienen realizando desde hace quince años. en beneficio de la población universitaria hispanoamericana, que efectúa sus estudios en España. y con diversos destinos (Buenos-Aires. Bogotá, Caracas, San Juan, Santo Domingo, México, Estados Unidos, etcétera), con un movimiento anual que supera los 5.000 pasajeros, y siempre con tarifas de excepción.
2. Es cierto también que el avión contratado para el pasado día 12 no se presentó en el aeropuerto de Barajas a la hora que marcaba el contrato del Instituto con Aerovías Quisqueyana, a pesar de haber cumplido puntualmente nuestro departamento con la doble obligación de entregar la lista de viajeros y haber pagado el total de los billetes (punto en el que termina la responsabilidad de la oficina intermediaria, en este caso el Instituto de Cultura Hispánica).
Pero inmediatamente se comunica a todos los interesados que tendrían que esperar dos días, por una revisión exigida por las autoridades de USA al avión que debía viajar a Roma y Madrid. Que todos los gastos de alojamiento, transporte y alimentación serían a cargo de la compañía aérea, única responsable, y que también podían retirar el total del importe abonado los que no aceptasen la condición anterior.
No es cierto, por tanto, que los viajeros perjudicados no encontraran «explicación satisfactoria», ya que el total del grupo aceptó la fórmula de esperar en el hotel reservado por la citada compañía, que era efectivamente de cinco estrellas, y al cual fueron trasladados en la misma tarde.
3. Tampoco es cierto que el grupo de viajeros disponga de un documento que garantiza la salida de Madrid para el día 14, firmado por el señor Gedeón (delegado de la compañía Quisqueyana) y por mí mismo. Lo cierto es que, a requerimiento mío, un comité nombrado por los estudiantes y el señor Gedeón se reunieron en el Instituto, firmando dicho señor el compromiso a que se alude. Como jefe del departamento y testigo de lo convenido, puse mi firma al pie del escrito, garantizando, exclusivamente, que el acuerdo se había efectuado en nuestras oficinas y en mi presencia.
4. Es absolutamente falso lo afirmado más adelante, de que al producirse algunos casos en que el viajeroha preferido retirar lo abonado por su pasaje el Instituto de Cultura Hispánica haya retenido un solo céntimo. Por el contrario, lo ocurrido en verdad es que en los casos que reintegró la Compañía Quisqueyana, lo hizo reteniendo un 10%, que posteriormente recuperaron, todos ellos, en el Instituto, según podemos demostrar con los oportunos recibos.
Quisiéramos aclarar finalmente que la actitud del Instituto de Cultura Hispánica, a través de su Departamento de Viajes, ha sido en este caso, como en los cientos de vuelos realizados desde su creación, de absoluta corrección y defensa de los intereses de los estudiantes hispanoamericanos. Ninguna responsabilidad puede alcanzar a nuestra institución (como tampoco alcanzaría a una simple agencia de viajes) por un fallo técnico de la compañía que se ha contratado. Ni siquiera en los vuelos regulares, de precios muy superiores, puede hacerse responsable de los retrasos que, por causas técnicas, pueda sufrir el viajero, tal como lo especifican las condiciones impresas en el mismo billete, a la compañía, empresa o agencia que despachó el billete.
Consideramos, por último, excesiva y claramente sensacionalista la amplia nota dedicada a una situación creada por una emergencia técnica que el Instituto ha tratado de paliar en la medida de lo posible.
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