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El Athletic mereció más goles ante el Racing White

En Bruselas descargó una ligera llovizna. El campo estuvo algo embarrado. El estadio Edmond Machtens registró una entrada que por estos lares se considera como importante. El número de españoles que animó al Athletic de Bilbao se calcula en el orden de los 10.000, y de ellos, 4.000 vascos, desplazados expresamente desde Bilbao para presenciar este encuentro.El Athletic de Bilbao no ha merecido el resultado de ayer noche en el estadio Edmond Machtens al empatar tan solo frente a un Racing White que hizo mucho más de juego violento y nervioso que de fútbol. Koldo Aguirre supo plantear el encuentro desde el principio, y de esta forma el Athletic sorprendió a los belgas con un juego rápido y por las alas que entraba como un cuchillo en el área bruselense. Los jugadores bilbaínos tuvieron en sus botas innumerables oportunidades hasta que llegó el primer gol.

A partir de este momento, los hombres de KoIdo Aguirre se preocuparon bastante más del marcaje que de la realización ofensiva y quizás ahí está su único error y de lo que se tienen que lamentar ahora al contar con un empate, que si bien se estima como suficiente para el partido de vuelta en San Mamés, no es tan claro como el 0-1 y aún más que pudo campear en el tanteador. Y la consecuencia directa de esto fue el que no se aprovecharan los contraataques, pensando quizás en la persona que debían de cubrir los jugadores bilbaínos.

En la segunda parte, el Athletic se limitó a cubrir a sus pares y a la espera de una oportunidad propicia. Amorrortu tuvo varias ocasiones en sus botas y, sin embargo, no supo llevarlas a efecto, quizás por exceso de nervios. Lo verdaderamente incomprensible por parte del cuadro belga es que recurriera a una serie de brusquedades perfectamente toleradas por el árbitro y que sólo en los momentos en que el ambiente de violencia llegaba a su cénit, era cuando enseñó tarjetas amarillas a los jugadores Nielssen, en el minuto 36 de la primera parte, y Lafont, en el minuto veintisiete de la segunda mitad.

Capítulo aparte merece la actuación del árbitro suizo, que en todo momento trató de favorecer al cuadro belga, incluso con la concesión de un penalti inexistente al salir Iríbar a los pies de Teugels y lanzarse éste espectacularmente al suelo. Afortunadamente para el cuadro bilbaíno el lanzamiento del máximo castigo fue detenido impecablemente por el meta rojiblanco.

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