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Gil-Robles dimite para facilitar la unidad de la Democracia Cristiana española

José María Gil-Robles y Quiñones presentó ayer la dimisión de su cargo como presidente de la Federación Popular Democrática (FPD), uno de los partidos integrados en el Equipo Demócrata Cristiano del Estado Español. ni puesto queda vacante y no será cubierto, al menos por ahora, en espera de que ello pueda facilitar la unidad de la democracia cristiana Por otra parte, FPD considera que la dimisión del presidente no origina cambio alguno en la dirección del partido, porque las funciones ejecutivas del mismo están encomendadas al secretario federal, José María Gil-Robles (hijo).La carta de dimisión del señor Gil-Robles y Quiñones fue leída a los periodistas por el vicepresidente de FPD, Miguel Castells. En ella, el presidente dimisionario afirma que hace ya mucho tiempo le preocupaba la idea de dejar la dirección de su grupo político y, aunque cambiar de piloto en la tormenta es faena poco recomendable, le tranquiliza la seguridad de que el timón va a quedar seguramente en manos más jóvenes y vigorosas.

«Hay, además, otra razón que me aconseja no demorar la realización de mi propósito -añade el señor Gil-Robles y Quiñones-. Desde hace tiempo, pero de un modo especial en las últimas semanas, se ha recrudecido la campaña que me presenta como un político intransigente, cuya obstinación hace imposible la realización de ese anhelo de unidad con fuerzas afines, que propugnan fervorosamente tantos hombres de buena voluntad. Tal como las cosas se presentan, parece que soy el único obstáculo que se levanta en el camino hacia la unidad, principalmente con otros grupos de demócratas cristianos auténticos. »

«Bien sabéis vosotros, no ya sólo partícipes de mi acción, sino verdaderos impulsores de ella, que eso no es cierto, y que si vosotros y yo hemos fracasado por completo en nuestro esfuerzos para conseguir la fusión con algunos grupos que no es preciso nombrar, no ha sido ciertamente por nuestra culpa. »

Y añade: «Como la unión es de la máxima trascendencia en los momentos actuales, a ella sacrifico gustosísimo mi posición personal, dejando la presidencia del comité de Federación Popular Democrática. ¡Qué otros sigan el camino que su conciencia les trace! »

Congreso constituyente para la unidad DC

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El comité federal de FPD -al que el señor Gil-Robles ha comunicado su dimisión- ha aceptado la decisión de su presidente con mucho dolor, según palabras del vicepresidente, señor Castells, y además no encuentra plenamente justificados los motivos que ha expuesto; pero se inclina ante la decisión porque sabe que es irrevocable, y porque tiene el consuelo de que el señor Gil-Robles y Quiñones continuará prestando su gran experiencia y ciencia política al partido, al mismo tiempo que le ruega la aceptación «del escaño por Salamanca que tan dignamente le corresponde» en las próximas Cortes Constituyentes.

Posteriormente, el propio señor Gil-Robles pronunció unas palabras ante los periodistas, para afirmar que «mientras vivíamos en la clandestinidad y el destierro, abandonar hubiera sido una deserción. Hoy, las cosas han cambiado; los partidos son ya objeto de un reconocimiento explícito o implícito, y he creído llegada la oportunidad de ceder la mayor parte de mis facultades. Mantener enhiesta durante cuarenta años la bandera de la legitimidad democrática, es algo que pocos hombres han hecho en España. Mi más vivo deseo en estos momentos es que, antes o después de las elecciones, se convoque un congreso constituyente del que salga la unidad de los demócratas cristianos españoles, que todos deseamos».

Los miembros del comité federal de FPD rechazaron que la dimisión del señor Gil-Robles sea debida a un resultado negativo para su persona en la encuesta sobre la democracia cristiana, recientemente realizada en España.

Hubo varias preguntas en torno al eterno tema de qué grupos o personas que se autodenominan democristianos pueden considerarse verdaderamente democráticos, a lo que el señor Gil-Robles y Quiñones contestó que, aunque no quería personalizar, en el mundo ha habido muchas conversiones; por ejemplo, la de San Pablo, al ser derribado por un rayo divino desde su caballo. «Para mí los que son dudosos son aquéllos a los que un rayo del cielo los derriba en un coche oficial. » Asimismo afirmó que él no tiene nada contra el hecho de que el Gobierno se presente a las elecciones, «excepto que lo haga con el aparato de cincuenta gobernadores civiles, 10.000 alcaldes, hermandades, sindicatos y demás artilugios; es decir, con todos los resortes en su mano ».

«Yo no soy -indicó finalmente- de los que dicen antes morir que dimitir,- yo dimito antes de morir. »

En su última aparición pública como presidente del Partido Demócrata-Cristiano que ha venido dirigiendo en la clandestinidad y en los primeros tiempos de la tolerancia, el señor Gil-Robles y Quiñones se mostró muy sereno y, a veces, emocionado. Su último acto al frente de FPD consistió en firmar los documentos para solicitar la legalización de la Federación.

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