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Más suerte que aciertos en el Madrid

El Madrid, con mucha suerte en el primer tiempo, y algún acierto en el segundo, se impuso al Zaragoza, equipo que jugó mucho mejor en el centro del campo que en las áreas. El excelente marcaje de Camacho sobre Arrúa y los fallos de la defensa aragonesa, en la segunda mitad resultaron decisivos. Del Madrid, puede decirse que tuvo una actuación bastante menos brillante de lo que puede indicar el resultado final.El partido comenzó con ventaja del Madrid por uno a cero, lo que ya supone una tranquilidad. Resutó que en el primer avance del partido, un disparo pifiado de Camacho pegó en Rico y se convirtió en gol. El Zaragoza, que sin duda venía con la intención de aprovechar los nervios del Madrid, por su mala situación, se encontraba con un equipo que podía permitirse gracias a ese gol jugar a la contra. Así, resultó que la iniciativa la tuvo que llevar durante casi todo el partido el once de Muller, y la verdad es que lo hizo bien.

Planelles, el ex madridista, hizo un precioso partido de construcción, bien apoyado por José González a la izquierda y por Rico, que hizo frecuentes galopadas por su banda. Duñabeitia se quedaba un poco más atrás, como respaldo defensivo de su centro del campo y un poco por delante de la defensa aragonesa, porque, pese a todo, Muller juzgó que había que observar cierta prudencia. En punta, Jordao, Arrúa y Juanjo, buscaban la forma de hacer efectivo el juego del Zaragoza. Benito, Camacho y Sol les vigilaban respectivamente, en los tres casos con bastante acierto.¿Y qué hacía mientras el Madrid? Lo mismo de los últimos partidos: un juego torpe, triste e inofensivo. Miljanic, buscó para este partido nuevas fórmulas, con un Jensen, más alejado de las bandas y algo retrasado, y con relevos de posición entre Camacho, Pirri, Rubiñán y Vitoria. Pero el equipo, por culpa más que nada de la falta de serenidad de sus componentes, no funcionó en absoluto, y el Zaragoza no llegó a marcar en esta primera parte por pura casualidad.

En la segunda mitad, la suerte le volvió a sonreír al Madrid, de salida, pues muy pronto marcó un nuevo gol, lo que ya parecía garantizar su triunfo. Para marcarlo, se favoreció del despiste defensivo del Zaragoza, despiste que se repetiría después en los restantes goles, posiblemente porque Duñabeitia falló en su misión de ser el primer obstáculo a las penetraciones madridistas, y por ahí le entró al Zaragoza la gran vía de agua que le haría ir a pique. Su fútbol, por culpa de los goles, se fue un poco para abajo, en tanto que el Madrid, favorecido por el marcador y por las circunstancias, comenzó a funcionar algo mejor. Por todo ello, se pudo ver una segunda parte más movida y distraída, aunque nunca buena, y salpicada con cinco goles, pues en esta segunda mitad el Zaragoza, por fin encontró puerta y marcó sus dos inútiles goles.

El resultado, ya queda dicho, no define una recuperación madridista, sino que más bien estuvo favorecido por la suerte y las circunstancias, pero al menos puede servir para que el equipo recobre cierto reposo y seguridad, de los que está muy necesitado. En cuanto al Zaragoza, le perdió en el primer tiempo la medrosidad de Jordao y el buen marcaje de Camacho a Arrúa, y en el segundo, su desorden defensivo. No es de extrañar, pues es equipo que encaja goles con tanta facilidad.

La victoria supone, cuando menos, un respiro para Miljanic, que sabe bien que en caso de haber tropezado el equipo otra vez las protestas hubieron sido enormes. Pero el objetivo de la Copa de la UEFA aún está lejos, y el equipo tiene ahora un apretado programa de partidos por la celebración del LXXV aniversario. Veremos si la plantilla, que no está para fiestas, no acusa esto más aún en su rendimiento. En diez partidos el Madrid tiene que remontar cuatro puestos en la tabla, y no es seguro que tenga fuerzas para ello.

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