Faltan toros en México para cubrir el creciente número de festejos
Parece decidido que sea el próximo 5 de febrero cuando se inaugure la temporada en la Monumental de México D. F.,con toros de San Mateo y Curro Rivera y Manolo Arruza en el cartel, más otro espada aún no designado. Paralelamente, Jaime de Haro, empresario de la plaza de El Toreo, de la misma capital, ha manifestado que piensa dar unas catorce corridas entre enero y abril.
Se encuentran los mexicanos. de esta forma, con que después de haber perdido las esperanzas de que en la capital hubiera corridas, pues faltaba el elemento-base, el toro, que escasea, van a encontrarse con la competencia de los empresarios de los populares cosos de Insurgentes y Cuatro Caminos -Gaona y el ya mencionado Haro- con resultados difíciles de prever, pero que entre la propia afición mexicana se auguran no muy buenos para la fiesta. Pues si faltaban toros con trapío para la Monumental -y ésta fue la razón de que llegara a decirse que Gaona renunciaba a dar allí una temporada de festejos mayores- más faltarán para ambas plazas.
De otro lado, hay también dificultades para encontrar Figuras, a las cuales no parece convenir que les contraten por sólo una tarde, o dos, que es cuanto dan de sí las posibilidades de ambas empresas, por las limitaciones de ganado ya apuntadas.
Pero no hay crisis, Esta situación se debe, precisamente a todo lo contrario: a quue en 1976 hubo en México festejos taurinos en cantidad muy superior a lo que la ganadería de bravo de aquel país da de sí. El número, de corridas de toros y novilladas que llegaron a celebrarse alcanzó la cifra sin precedentes de ochocientas y fueron alrededor de 4.500 reses las que se estoquea ron en los ruedos. Las previsiones para este, año, por la presión que ejercen los aficionados, son que la cifra de espectáculos puede rebasarse en un centenar, si no es más.
La pregunta que se hacen todos es de dónde van a salir las reses para cubrir tanta demanda. Y esto da pie a una polémica entre los que opinan que, hay que recortarla, para que no pueda darse una fiesta que no sea auténtica en lo que se refiere a la integridad del toro de lidia, y los que opinan que el caso es montar festejos, cuantos más mejor, aunque por una vez -y sin que sirva de precedente, añaden- no pueda salir el toro reglamentario.
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