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Una zona verde del norte de Madrid puede desaparecer

Una zona verde, junto al barrio del Pilar, en la zona norte de Madrid, en la denominada Promoción Froilán Ponce de León, propiedad de la Cooperativa de Viviendas Montehogar, sita en el final de la avenida de Betanzos, puede desaparecer a partir del próximo lunes, para dejar paso a la construcción de un colegio, que los vecinos de la zona creen debería instalarse en la vaguada del barrio del Pilar, terrenos en los que se está dilucidando actualmente la construcción de un parque público -tal como reclama la Asociación de Vecinos del Barrio del Pilar y adyacentes- o de un centro comercial de primera categoría.

Los terrenos sobre los que ahora se especula su posible conversión en zona de equipamiento escolar para la zona eran, hace más de un año, un auténtico vertedero de escombros y basuras. El Ayuntamiento de Madrid, a través de su Gerencia Municipal de Urbanismo, impuso repetidas multas a los copropietarios de los inmuebles, como presuntos responsables de la conservación de ese trozo de tierra. Esto ocurrió hasta que los vecinos, todos ellos copropietarios y consocios de la cooperativa, solicitaron del Ayuntamiento limpiara a su cargo los escombros de la franja de terrenos.La operación de limpieza, que les costó a los vecinos 200.000 pesetas de entonces, no impidió que algunos vecinos siguieran vertiendo escombros. Como consecuencia vinieron más multas. Los copropietarios, ante esto, decideron sembrar de césped la zona y convertirla en zona verde de verdad.

Una vez sembrada la franja de terreno, convertida en pequeño jardín, para uso, pensaba, de las 932 familias que viven en las quince torres de quince plantas que forman el conjunto, solicitaron con fecha de 29 de diciembre de 1975, de Gerencia Municipal de Urbanismo, la conversión en "parque público de las dos praderas existentes en nuestra colonia...corriendo por nuestra cuenta los gastos de plantación de arbolado, instalación de fuentes, asientos, paseos, etcétera, así como la futura conservación y mantenimiento del conjunto".

La Gerencia Municipal de Urbanismo contestó el día 24 de enero del año siguiente aceptado a lo solicitado por los vecinos e imponiendo, a la vez, las condiciones significadas por el no cerramiento de la zona, es decir, "abierto a todos los ciudadanos y no dedicado exclusivamente a los propietarios... y no cerrarse... impidiendo o coartando este uso público, salvo el que puede ponerse para impedir el acceso de los vehículos". La misma Gerencia supeditaba el proyecto de ajardinamiento al "inexcusable conocimiento y aprobación por el Departamento de Parques y Jardines, de la Delegación de Obras y Servicios Urbanos» -hoy revertido a la de Saneamiento y Medio Ambiente.

Animados por esta contestación. en el plazo de menos de un mes. los vecinos resolvieron convertir lo que primero fue un jardín meramente sembrado de césped en un auténtico parque. para ello, presentaron el proyecto correspondiente en la Gerencia. De allí, pasó al Departamento de parques y Jardines, de donde salió con el visto bueno del jefe del departamento y del delegado de Saneamiento y Medio Ambiente. Pero el proyecto se vio detenido en la Delegación de Hacienda, Rentas y Patrimonio del ayuntamiento -ha de conocer en ello, puesto que es terreno municipal-, ante la significación de la Delegación de Educación de que el terreno objeto del parque estaba destinado a la construcción de un colegio.

Los vecinos. ante los rumores que empezaron a circular por la zona, en torno a que su jardín se iba a convertir en colegio, se entrevistaron con la presidenta de la Junta Municipal del Distrito de Fuencarral. Felisa Martínez, quien les aseguró que el pleno municipal del mes de noviembre había dado el visto bueno a la construcción de tal colegio.

Los propietarios de la zona decidieron, ante esto, escribir al alcalde, el 27 de diciembre pasado, del que todavía no han recibido contestación. Pero lo que más les preocupa ahora es que hace cuatro días se presentaron en la colonia unos señores que, en supuesta representación de la empresa constructora del colegio, les conminaban a que retiraran los árboles del jardín, si es que querían salvar alguno, ante el avance de las máquinas.

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