Las rachas de la cabeza

Desde que en la temporada 1971-72, al caer la jornada de Liga en domingo, 26 de diciembre, como en el presente año, hubo amago y anuncio de plante y hubo de trasladarse la fecha corriendo al calendario y habilitando la del día de Reyes, el fútbol español procura dejar libre la Navidad y sus aledaños de obligaciones futbolísticas. No hace mucho tiempo, con todo, habia partidos precisamente de Navidad con carácter amistosos, pero en el fútbol no va quedando nada amistoso. Esta tregua navideña existe en Inglaterra en donde este año no hay partidos de Liga desde el sábado 18 hasta el lunes 27, dejando un espacio libre para el muérdago ritual. De todas formas, no estaría de más que nuestros blandos profesionales supiesen que después de esta tregua, el calendario de Liga inglés prevé jornadas completas para el 29 de diciembre y el 3 de enero aparte las de los sábados 1 y 8 de enero. Laboralmente, se trata de un fútbol más serio y menos tierno. Los futbolistas comen su «pudding» en familia, pero luego recuperan el tiempo perdido o ganado.Esta tregua da algún espacio para recapitular el fútbol que hemos visto desde septiembre en la Liga, cuatro meses de competición (salvo la suspensión de octubre a causa del partido internacional contra la selección yugoslava) que han pasado como un soplo en el sentido de que aún parece que está comenzando la Liga en razón de la incertidumbre de las posiciones y situaciones relativas de los equipos. Y es que parece mentira que se hayan jugado quince jornadas ya en Primera División y diecisiete en la Segunda y que salvo la franca ventaja que lleva el Spórting de Gijón en esta última, el resto de las cuestiones que plantea la clasificación se halle todavía tan oscuro y tan por decidir.

Monopolios

Y eso que al comenzar la temporada oficial, después del largo período de afinar los instrumentos en los torneos de verano, las perspectivas de la solúción de la Liga en lo que afecta al título de campeón se reducían una vez más al Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid, precisamente los equipos que por este orden habían acabado la última temporada. Se dejaba la expectativa de si podría unirse al terceto el Valencia. para convertirlo en cuarteto, si le resultaban positivos sus últimos fichajes para volver el club por donde solía. Hace muchos años ya que la Liga en ese punto se ha reducido a los equipos mencionados desde que en 1956 la ganara el entonces aún Atlético de Bilbao que con la hache británica intercalada y con la ce final al aire no ha ganado la Liga desde hace veinte años. Trece veces el Madrid, tres cada uno el Barcelona y el Atlético de Madrid y una el Valencia muestran la realidad del monopolio de la cuestión.

Para dar la razón a los que pronosticaban que el Valencia retornaba por sus fueros, la salida del equipo fue, arrolladora. Goleadas en casa y tres puntos fuera en los dos primeros partidos precedieron a que en la quinta jornada el Betis le empatara en casa y en las siguientes salidas (Las Palmas y Madrid) no sacase punto alguno. Esto frenó su carrera y el temor general a la eficacia del trío de vanguardia Rep-Diarte-Kempes. Sin embargo, el Valencia no se ha despegado de una posición de cabeza y ahora está el segundo de la tabla por la virtud de sus dos empates en campo contrario (Salamanca y Sevilla). No tuvo en contra esa carrera sino la adversidad de la goleada (6-1) del Camp Nou.

El Atlético de Madrid y el Barcelona le sucedieron relevándose del mando en la tabla de posiciones. El mismo día que frenaba el Betis al Valencia, el Atlético de Madrid comenzaba una racha de cinco partidos que le llevó al primer lugar al ganar todos en Sarriá y Elche incluso. Diez puntos, cuatro de ellos positivos y un 3-1 ante el Barcelona dieron lugar a justificada euforia y expectativas. Pero también el Betis, esta vez en su campo, quebró la racha al ganar(1-0) y no permitir puntuar al temible viajero del fútbol de contraataque y para el Atlético comenzó la puesta abajo cediendo tres puntos en opasa con el Sevilla (3-3) y sobre todo con el colista Burgos (0-3) que hicieron saltar al aire la dimisión de Luis, luego retirada con la corroboración de la confianza directiva, y rumores de disensiones internas. Con dos positivos sacadosein Las Palmas y Santander, se mantiene en la cabeza aún. el tercero pero llevó a la Liga otro ejemplo de racha cortada.

Impavidez

A estas siguió la del Barcelona al fin con un equipo muy homogenizado alrededor de Cruyff. A la derrota de Madrid en pleno apogeo del Atlético siguió para el Barca la cesión de un punto en su campo ante el Hércules, que levantó un tifón directivo con dimisiones y demás, pero al domingo siguiente ganó en Sevilla, empató a cero dos puntos en Zaragoza y cuatro más tarde en Vigo y finalmente ganó al Español, tan rivalísimo siempre, el derby de Sarriá. Como no cedió un punto ya en casa, la carrera le ha impelido a la cabeza de la Liga con siete positivos y 21 puntos sobre los veinte del Valencia y diecinueve del Atlético de Madrid.

Falta uno en la cuenta, el Real Madrid, que no acaba de arrancar y al que sólo las alternativas del mando de sus rivales para el título no le han distanciado más aún. No anda fino el campeón que empezó ganando en Salamanca, pero al que los equipos vascos te han quitado tres puntos en Chamartín y ha perdido los dos encuentros de Barcelona. el de Vigo y ante el Betis, que es la piedra en donde este año en casa, o fuera tropiezan casi todos. Un triunfo en Zaragoza y empates en Sevilla y Santander positivan algo esta serie de altibajos y aún no ha perdido pie, anclado en los diecisiete puntos con la Real Sociedad y el Español. Pero aún puede ser campeón, aunque para ello ha de comenzar ganado al Atlético el 2 de enero en el terreno de este, que para mantener sus aspiraciones ha de ganar también.

Y así están, con quince partidos a la espalda, los cuatro sempiternos aspirantes al título. Tres rachas alternadas y consecutivas, ventaja barcelonista hoy por hoy, con su título de campeón de invierno y en el fondo inseguridad general para mantener una línea al cabo de quince partidos. De ahí saltan los casos, el altercado Rep-Heriberto, la dimisión del clan de Ferrán Ariño y el paso de Luis en el Atlético, con dimisión de ida y vuelta. En el Madrid se puede perder, pero no hay más, porque desde siempre el club juega a la impavidez de puerta afuera.