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Clausura del XXVII Congreso del Partido Socialista Obrero Español

Llamamiento a la unidad del partido

El llamamiento de Felipe González a la unidad del partido; sus afirmaciones en el sentido de que el PSOE quiere distinguirse clara y nítidamente de otras fuerzas políticas -aunque va a actuar coordinadamente con las de carácter democrático-, y la aparición de una bandera republicana, coreada por el grito de España mañana será republicana, fueron los acontecimientos más significativos de la sesión de clausura del XXVII Congreso del PSOE, celebrada ayer en presencia de unas cuatro mil personas, y con los pasillos y el vestíbulo del hotel llenos de personas que deseaban palpar el ambiente de un congreso, en libertad.

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Adhesión de intelectuales y artistas

Eran las doce de la mañana cuando dio comienzo la sesión de clausura, abierta por Gregorio Peces-Barba como presidente en funciones. Los delegados, y la mayor parte de los militantes que asisten al congreso, no habían dormido en toda la noche del martes al miércoles, debatiendo las ponencias más difíciles, singularmente la de organización.El primer orador en desfilar por la tribuna fue Carlos Altamirano, dirigente de la Unidad Popular chilena. Habló de las luchas de los socialistas chilenos, de la resistencia frente a la dictadura de Pinochet; «Chile jamás se rendirá; el pueblo unido lucha y resiste», afirmó, siendo contestado por gritos de Chile, Chile.

Se refirió después a la responsabilidad de los partidos socialistas y al histórico congreso que ha celebrado el PSOE, en el que «os saluda el espíritu de la más alta figura moral y revolucionaria de nuestra patria: Salvador Allende saluda a Pablo Iglesias y a vuestra indomable clase obrera, campesina e inteIectuales comprometidos». Una gran ovación resonó en el salón mientras Felipe González abrazaba a Altamirano. Seguidamente el dirigente chileno abandonó la sala, escoltado por varios miembros del servicio de seguridad, y entre constantes aclamaciones de los asistentes, así como al grito de Abajo el fascismo.

A continuación habló un representante del Frente Polisario. Tras agradecer al PSOE la invitación para asistir a este congreso y el reciente viaje de Felipe González al Sahara -así como la solidaridad de las fuerzas democráticas con «uno de los pueblos que ha sufrido una de las más singulares agresiones de la historia»-, calificó el acuerdo tripartito de Madrid sobre el Sahara como una flagrante violación de la legislación internacional, al haber vendido su territorio a la luz del día. Igualmente destacó que, actualmente, «ningún punto de nuestro territorio está libre de los ataques de nuestro Ejército de liberación.»

Hubo también intervenciones del secretario general de la Internacional Socialista, Carlsson, del comité noruego de ayuda a España y del frente de liberación nacional de Argelia, así como un telegrama del Frente Democrático Nacional de Argelia, así como un telegrama del Frente Democrático de Liberación de Palestina. La degación de la Organización para la Liberación de Palestina abandonó el salón del congreso antes de que finalizara la sesión, al parecer por no habérsele permitido hacer uso de la palabra.

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Posteriormente continuaron las adhesiones del representante de Coordinación Democrática, Carlos Santamaría -que saludó a las aclamaciones de los asistentes con la señal de la V de la victoria y fue contestado con gritos de «unidad»; de la Liga Comunista Revolucionaria de Yugoslavia, de la Alianza Socialista de Yugoslavia, del Partido Comunista de Rumania y de Justicia Democrática. Posteriormente se dio lectura al documento de más de trescientos intelectuales y artistas españoles -publicado en estas mismas páginas-, cuya lectura provocó una inmensa ovación con toda la sala puesta en pie.

Hacia la una de la tarde tomó la palabra un delegado del PRI (Partido Revolucionario Instítucional de México) que terminó sus palabras con un Viva España y Viva México. Fue aplaudido sin gran entusiasmo, e incluso surgió un Muera el PRI y viva el partido de los pobres.

No ocurrió lo mismo con la lectura de un mensaje de la Alianza Nacional de Restauración Democrática de Guinea Ecuatorial, que fue muy aplaudido y con la intervención del representante del Partido Comunista Cubano. Fue ovacionado al hacer referencia a la lucha en Cuba, a pocas millas del primer gendarme mundial (parte de la sala gritó: Cuba sí; yanquis, no), así como al «futuro brillante de la democraria en España.»

Intervención de «Heidi la roja»

Heidi, la presidenta de las Juventudes Socialistas Alemanas, subió posteriormente al estrado, en calidad de representante de la Unión Mundial de Juventudes Socialistas. «En casi cuatro decenios -dijo en castellano-, el nombre de España fue manchado por el fascismo. Hoy, el PSOE puede y debe estar orgulloso de la repercusión de vuestro congreso en todo el mundo: otra vez se ven unidas las dos palabras, España y socialismo. »Y añadió: «Un país tan hermoso como éste, no se merece que los fascistas hablen en su nombre». Y también: «No deben tener éxito los que quieren continuar, cambiando simplemente la pintura de la fachada. Apoyamos la democracia para todos los partidos y para todas las organizaciones sindicales». Cada una de estas afirmaciones levantaba al público de sus asientos, en ovaciones frenéticas. Al terminar su discurso, una marea de puños cerrados acompañó al unánime grito de Socialismo es libertad.

Una y media de la tarde. Entre bastidores, terminaban las últimas gestiones en torno a las candidaturas para la Comisión Ejecutiva, casi coincidiendo con el cierre de la urna. En el congreso, Gregorio Peces-Barba decía, en aquellos momentos: «Damos lectura a la siguiente carta.... » Y resultó ser la de Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista de España. Grandes aplausos subrayaron su lectura.

Posteriormente hablaron Miguel Angel Pino, secretario general de las Juventudes Socialistas Españolas, y Nicolás Redondo, secretario general de la UGT. Las dos organizaciones fraternales del PSOE fueron calurosamente acogidas por el congreso. Redondo defendió la libertad sindical, la necesidad de continuar desmantelando el aparato de la Organización Sindical oficial y la negativa al pacto social. «Puesto que hay libertades que recuperar, exiliados que han de regresar, y en definitiva, una vida ciudadana del Estado que normalizar» Exigió la amnistía general.

A continuación, el presidente en funciones del congreso, Gregorio Peces-Barba, concedió la palabra a Felipe González. Fue interrumpido varias veces por los aplausos de los asistentes, y al final volvió a escucharse el unánime grito de Socialismo es libertad, así como España está de suerte; el PSOE es el más fuerte.

Bandera republicana

Fue en ese momento cuando, al fondo de la sala, entre un mar de cabezas, surgió una bandera republicana. Tras algunos instantes de vacilación, la sala prorrumpió en gritos de España, mañana, será republicana. Un muchacho avanzó, con la bandera, por el centro de la sala; a su paso, centenares de personas levantaban el puño y coreaban el grito mencionado. La Ejecutiva -salvo algunos de sus miembros- tuvo unos instantes de vacilación; Felipe González no coreó el grito, aunque levantó el puño unos instantes. El abanderado llegó a la mesa -toda la sala estaba ya en pie, y el grito resonaba con enorme fuerza-, pero no le permitieron subir al estrado. Desde la mesa, alguién inició la letra de La Internacional, posiblemente para cortar el grito republicano, y efectivamente todos los asistentes iniciaron el canto.Minutos después de las tres de la tarde, Gregorio Peces-Barba declaró clausurado el congreso. Dijo, entre otras cosas, que el PSOE defenderá los intereses de Ceuta y Melilla, y anunció que los resultados de la elección para la Ejecutiva se conocerían a media tarde. Finalmente, pidió a todos que cantaran La Internacional. Así se hizo, de una forma unánime e incluso solemne, puño en alto, y con acompañamiento musical a través de altavoces. Una apoteosis de aplausos cerró, a las tres y veinte de la tarde del miércoles, 8 de diciembre, el XXVII Congreso del Partido Socialista Obrero Español, primero en el interior de España desde la guerra civil.

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