Al final empató merecidamente el Real Unión

El encuentro disputado en el campo de San Isidro tuvo dos partes radicalmente diferentes. La primera mostró a un Torrejón en plenitud de juego, fuerza y tenacidad, que tuvo el justo premio en el marcador, con dos goles de Calvo, y que pudo obtener una mayor ventaja y con ello sentenciar definitivamente el encuentro, de no ser por la gran actuación del meta irunés Labandíbar, y algunos fallos de los delanteros locales en los metros finales.En este período anotamos, sin embargo, una gran ocasión malograda por el Real Unión en tiro al poste de Gallástegui.

Parecía que el partido estaba encarrilado a favor del equipo madrileño con los dos goles de ventaja con que se retiró al descanso, pero las inoportunas bajas de Mingo y Alcalá rompieron totalmente el dispositivo de los hombres de Teodoro Nieto, y como además la potencia física y mayor envergadura de los forasteros era evidente, el segundo período constituyó un auténtico calvario para el conjunto de la base. Sorondo ponía en evidencia, una y otra vez, a la deseolocada zaga del Torrejón, y dos jugadas suyas propiciaron el sorprendente empate. En resumen, partido entretenido y con alternativas en el juego y en el marcador, resultado que puede considerarse justo y punto que se escapa de Torrejón, frenando así la serie de victorias en casa que parecían catapultar al conjunto madrileño fuera de las zonas bajas de la clasificación.