Pereira compensó los fallos de Reina
Televisión está visto que no les va a los equipos madrileños. Hace una semana el Madrid empataba en el último minuto ante la Real Sociedad y este domingo, el Atlético, muy a duras penas, se pudo imponer al Sevilla. Lo que no dudamos en que, con cuatro goles un día y seis el otro, al menos hubo diversión para los espectadores. Pero en ambos casos, desde luego, se demostró que dos equipos, relativamente modestos, pusieron en evidencia los fallos de dos «grandes».El primer tiempo del Atlético-Sevilla resultó todo un ejemplo de cómo no se puede despreciar a ningún equipo ni tampoco perder 45 minutos, qué luego -así se comprobó- iban a ser imprescindibles. Por otro lado, hubo error de Luis al ceder absurdamente el dominio del centro del campo, simplemente por estar en inferioridad numérica sus hombres frente a los rivales. Carriega colocó a Yiyi, teórico extremo izquierdo, en un enlace con los solitarios Cantudo y
Scotta, pero sin renunciar a su concurso en los momentos de ataque.
Puestas así las cosas, el cuadro rojiblanco no tuvo más posibilidades de marcar que algún remate a centros desde la derecha. Marcelino, sin hombre a quien marcar, no se convirtió en el extremo que hubiese sido de desear y se limitó a colgar algún que otro balón. En los minutos 26 y 45, un córner sacado por Robi y una falta botada por Heredia fueron rematadas cerca del poste derecho de Paco, por Panadero y Leivinha respectivamente, picando el balón de cabeza. Pero nada más. En medio, dando ya la primera sensación de que no era una «perita en dulce», el Sevilla había inaugurado el marcador.
Aparte del 0-1, lo más triste para los pocos hinchas rojiblancos, que pasaban su correspondiente frío en el Manzanares, era que la primera parte había sido el colmo del aburrimiento. Su equipo sólo había ligado una jugada de entidad en el minuto catorce. La reacción tenía que producirse.... y se produjo, pero por ambas partes. Nada más iniciarse la segunda parte Pereira y Ayala tuvieron dos ocasiones de marcar, frustradas una por Paco y otra por tirar alto el delantero, tras un mal entendimiento de Rivas y Gallego.
En esos momentos todo el mundo se animó, menos Reina. El segundo gol de Sanjosé hizo cundir ya el pánico en cada intervención del guardameta atlético. Lo mismo que en la primera parte, se escuchó un sintomático ¡otra vez!, cuando se repitió en otra jugada el cabezado de Yiyi previo al primer gol -córner sacado por Scotta en el minuto 39-, a los 50 y 88 -ésta justo la última ocasión- Cantudo dio dos sustos más de impresión.
El adelantamiento de Pereira, al que cubría Ayala en el puesto de defensa libre cuando subía, fue positivo y negativo a la vez. El marcador se puso en 1-2, pero tres minutos después, al estar también Panadero adelantado, Scotta, libre de marcaje por ocuparse Eusebio de Cantudo, marcó el tercer gol, que ponía las cosas muy difíciles para el Atlético. El tanto fue de verdadera exposición. Si ustedes han visto esos ejemplos de goles europeos expuestos últimamente, éste no tendría desperdicio y serviría a la perfección para acreditar a un jugador, que con su planta y su velocidad, lo que menos parece es prototipo del jugador argentino.
Con todo ello, el Atlético tuvo mucho mérito -siempre será el Atlético- y le echó más coraje todavía pese a los dos goles en contra. También, hay que reconocerlo, se vio favorecido en un sentido por el despiste lógico de Lora, pues el reaparecido ex internacional no encontró el sitio muy bien ocupado antes por Yiyi -error, primero de Carriega y acierto después al hacer los cambios- En otro, perjudicado, porque Aguilar, un hombre siempre práctico, sólo sustituyó a Marcelino a falta de dieciocho minutos para el final, ya con el empate a tres en el marcador. Por más intentos que hizo el Sevilla se llevó un punto más que merecido. Su orden y otras ind ¡vid ualidades, como el sempiterno Gallego, incluso pudieron haber dado el susto completo.
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