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Atracan tres gasolineras en menos de siete horas

Tres atracos en otras tantas gasolineras con un botín superior a los dos millones de peseta fueron cometidos ayer en un plazo inferior a siete horas por una banda de cuatro jóvenes, al parecer la misma en todos los casos, hecho que no ha podido ser confirmado por la policía hasta el momento. Los atracadores, armados con una escopeta de cañones recortados en las dos primeras ocasiones y de una metralleta y un puñal en la tercera, amenazaron para efectuar sus atracos, a los empleados de tres gasolineras, situadas en el pueblo de Barajas, en la carretera de Vallecas a Vicálvaro y en la céntrica calle de Ríos Rosas.

El primero de los atracos fue realizado, según las versiones obtenidas, poco después de las dos de la mañana cuando dos hombres y una mujer se detuvieron, como si fueran a cargar gasolina en la gasolinera existente en la carretera de Barajas.Sobre las cinco menos diez de la madrugada, tres horas después los mismos jóvenes, según se desprende de las características manifestadas, llegaron a la gasolinera situada en la carretera de Vallecas a Vicálvaro a la altura del kilómetro 11.

La gasolinera Sifesa ,ya estaba como la anterior atendida por un empleado que con la misma arma fue conminado a entregar toda la recaudación que esta vez ascendió a 57.400 pesetas. Tras obtener dicha cantidad los tres atracadores huyeron en un Seat 1430 del mismo color amarillo. La gasolinera, según pudo saber EL PAÍS posteriormente, pertenece a la CARS (Compañía Anónima de Revisionesy Servicios), compañía que cuatro horas después sufriría en otra de sus gasolineras un nuevo atraco, esta vez con un botín superior a los dos millones de pesetas.

Atraco en Ríos Rosas

A las nueve y cinco exactamente un Seat 131 de color café penetró en la rampa de bajada a la planta sótano de la gasolinera, sita en el número 1 de la calle Ríos Rosas.

Según manifestaron los empleados del servicio de engrase en ese momento acababa de abandonar la planta un Seat 600. El engrasador, Francisco Rodríguez, se dirigió al automóvil para preguntar el servicio deseado, pregunta a la que fue respondido por una orden «llame a Ana», acompañado de la salida de¡ conductor que le amenazó con un puñal.

Al escuchar su nombre, Ana María Gras, una de las dos cajeras de la gasolinera, se asomó a la puerta de las oficinas y descubrió a tres hombres, uno de ellos armado con una metralleta, y a una mujer que ocupaba el puesto del conductor.

Según manifestaron las cajeras, Ana María Gras y Rosa Bermejo y la empleada de la limpieza Isabel Cortijo que se encontraba trabajando en las oficinas, los jóvenes, de unos veinticinco años, morenos, de una estatura cercana a 1,80 metros, bien vestidos, encerraron al engrasador y a su ayudante, Francisco Palomar en el servicio. situado a la derecha de las citadas oficinas.

En ese momento, las cajeras acababan de sacar de la caja fuerte las recaudaciones del sábado, domingo y lunes, que se elevaban a más de dos millones de pesetas. Dicha operación según comunicó dos horas después el propietario de la gasolinera a EL PAÍS, Feliciano Muñoz, se realiza diariamente sobre la misma hora en la que se cometió el atraco. «Sin embargo lo debían de tener todo completamente estudiado , ya que llega a venir dos minutos antes o después, se encuentran el dinero en la caja fuerte o camino del banco».

¿Donde están las bolsas?

Aunque en un principio se creyó que los atracadores podían ser los mismos por sus características, bien observadas por los empleados atracados, fuentes policiales no han conformado el hecho basándose en la forma de operar en los tres atracos, ya que mientras en los dos primeros los atracos fueron idénticos, en el tercero el conocimiento del lugar y de la hora de las operaciones económicas, el hecho de que supiesen el nombre de la cajera aunque esta no les hubiera visto nunca, hecho atribuible según el propietario a que durante el trabajo es llamada por su nombre por los empleados, y las preguntas que durante el atraco hicieron los delincuentes, indicaban una preparación del golpe que no había existido en los primeros atracos .

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