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Tensión entre las corrientes "españolistas" y "catalanistas"

Anoche finalizó en Barcelona el congreso constituyente del Partit Socialista de Catalunya (PSC). Fueron aprobados los estatutos del nuevo partido que lo definen como «una organización política de clases, de masas, nacional y democrática de todas las personas que se proponen luchar por la consecución de una sociedad sin clases, socialista, democrática y autogestionaria en la cual haya desaparecido, cualquier signo de explotación, opresión y dominación de clase y nacional».

El congreso fue un claro reflejo de la complejidad del proceso seguido por las diferentes corrientes que confluyen en el nuevo partido. Así, pudieron apreciarse gran cantidad de tendencias,. las cuales originaban encontrados debates, muchos de ellos matizados a causa de una labor de organización muy deficitaria y criticada, que hizo que trabajos previos al congreso fueran inexplicablemente extraviados. Por elle algunos delegados manifestaron su dificultad en poder participar seriamente en las discusiones.Casi todas las corrientes coincidieron en señalar a EL PAIS, que el tema más polémico y causante de mayor número de enfrentamientos fue la cuestión nacional catalana. Sobre este particular, todos los informantes señalan que las dos Primeras jornadas del congreso se caracterizaron por el predominio de las corrientes denominadas españolistas, encarnadas por Eduardo Martín, Jesús Salvador, y otros.

Las corrientes calificables de más marcadamente catalanistas eran el Partido Obrero de Unificación Marxista, el grupo Independientes para el Socialismo y el Partido Polpular de Cataluña.

Los acuerdos del lunes fueron marcadamente catalanistas con rechazo total de una propuesta de Jesús Salvador que fue interpretada por los sectores más catalanistas como de «un posible intento de crear, en su día, un partido español».

El domingo, en cambio, había tenido que retirarse una moción presentada por un militante de Mataró que propugnaba que la lengua catalana fuese la oficial del nuevo partido. Este hecho fue enmendado por otro acuerdo a favor de la oficialidad de la lengua catalana y, también, por una enmienda que propugnaba que la organización futura del Estado español fuera un entendimiento entre «repúblicas libres e iguales».

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En otros temas, sin embargo, dominaron criterios calificados de españolistas. Ello sucedió en casi todos los acuerdos adoptados el sábado y el domingo. Tal fue el caso del que contemplaba el nombre del organismo supremo del PSC, que será el Consejo General, cuando los sectores más catalanistas habían impuesto antes del congreso el nombre de Consejo Nacional.

Las divergencias entre actitudes más radicales y otras más moderadas, en el terreno político y social, quedaron en un segundo plano, si bien el vocabulario utilizado por la corriente españolista -en la que dominaban los antiguos miembros de la organización catalana del desaparecido Frente de Liberación Popular-, era, en casos, más radical.

No obstante, el grupo procedente del Partido Obrero de Unificación Marxista -que tomó posturas marcadamente catalanistas- fue el que impuso la resolución más radical del congreso, al hacer aprobar un punto en el que se afirma que, en caso de obstrucción por parte de la burguesía de la línea democrática -es decir del paso pacífico del capitalismo al socialismo- esta transición podría efectuarse por la vía revolucionaria, es decir por la violencia.

Respecto al manifiesto -programa dominó el criterio de no agotar hasta sus últimas consecuencias los debates y buscar posiciones de síntesis. Así, la resolución final sobre este tema recoge el proyecto presentado por la corriente mayoritaria -Convergencia Socialista de Cataluña-, pero también incluye elementos de la tendencia calificada de españolista, procedente de la Asamblea Territorial número 2 y del documento presentado por antiguos miembros del Partido Popular de Cataluña.

El PSC nace sin haber despejado muchas incógnitas programáticas y con la convicción de que parte del debate se llevará a cabo en los próximos meses. Para ello, la dirección elegida ayer -integrada por 151 personas de casi todas las tendencias- deberá elegir antes de un mes un comité ejecutivo, el cual deberá moverse entre una línea catalanista radical y otra que vería con simpatía una colaboración con el Partido Socialista Obrero Español, partido con el cual Convergencia Socialista de Cataluña -ahora desaparecida- mantenía un comité de enlace.

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