Habrá Rally de España, a pesar de todo

Este fin de semana -días 22, 23 y 24- se celebrará en las proximidades de Madrid el XXIV Rally Internacional de España. Es éste, sin duda, uno de los rallyes más selectivos y duros del calendario internacional; se celebró por primera vez en el año 1953 para conmemorar las bodas de oro del RACE, pasó a tener categoría internacional en el 59, y es puntuable para el campeonato de Europa desde 1967.

Después del Gran Premio de España de Fórmula 1 no tiene nuestro calendario automovilístico otra prueba que pueda comparársele en importancia deportiva; pero además este año, y por primera vez en la historia, tiene España la oportunidad de conseguir que un coche y un piloto españoles se alcen con el campeonato de Europa de la especialidad (algo que hasta hace sólo dos o tres años era teóricamente inalcanzable).Pero una vez más, y muy en contra de nuestros deseos, tenemos que señalar las dificultades creadas por nuestra dirección federativa, que, lejos de colaborar decididamente a la consecución de tan importante galardón para nuestro deporte, ha hecho de forma velada lo imposible por entorpecer la organización de esta prueba empleando al hacerlo la técnica exculpatoria de la inhibición.

Desde que en el año 1903 el duque de Santo Mauro fue nombrado presidente del primer Automóvil Club de España, fue este organismo el que de forma directa y a nivel de las organizaciones internacionales (FIA, CSI, etcétera) representó de modo absoluto los intereses de nuestro automovilismo deportivo. La muy posterior creación de la Delegación Nacional de Deportes y sus federaciones nacionales hizo que al crearse la de Automovilismo el RACE delegase parte de las funciones organizativas, y entre ellas la de la organización del Rally de España, en la recién creada Federación. Justificaba así, aunque de modo oficioso -las federaciones no pueden, teóricamente, organizar pruebas, ya que se supone que existen para arbitrar, censurar, en su caso, y administrar- la existencia de una federación.

Hasta hace muy pocos meses el actual presidente de la Federación de Automovilismo era a un mismo tiempo vicepresidente del RACE, pero el nombramiento del marqués de Cubas como presidente del RACE trajo como resultado el cese del conde de Villapadierna, que perdió así su doble condición, que dando sólo como presidente de la Federación. La medida no pareció sentar muy bien al señor conde, y lo que había sido «entente cordiale» entre ambos organismos en materia de colaboración quedó reducido en una cortés carta de la Federación al RACE el pasado mes de junio, anunciándole su decisión de no organizar este año el prestigiado Rally de España. La noticia recibida de forma tardía y por sorpresa (estas pruebas deben ser comunicadas a los organismos internacionales con mucha anticipación, y la elaboración es difícil y laboriosa) creó al RACE el problema que puede suponerse.

Esta repentina actitud de celo por parte de la Federación, a la que se le venía también proporcionando los medios económicos necesarios, ha obligado al RACE a solicitar de la Federación la colaboración de los técnicos habituales necesarios en prueba tan complicada, a lo que ha accedido amablemente. Justo es mencionarlo en lo que a estos colaboradores entusiastas se refiere, pero clara ha quedado para nosotros la actitud de poner dificultades quien tiene sobrados motivos para no enfadarse.