Pascua Piqueras: "No quiero solidarizarme con el sistema"
Pascua Piqueras ha abandonado definitivamente el cargo de director técnico que ocupaba en la Federación Nacional de Atletismo. Ningún punto de los planes de trabajo que el máximo responsable de los velocistas españoles puso sobre el tapete antes de acceder al puesto, al que ahora ha renunciado, fueron puestos en práctica. Pascua Piqueras abandonó la Federación porque no quiere «solidarizarse con el sistema.
Pascua Piqueras anunció el 20 de agosto pasado al presidente de la Federación Española de Atletismo que estaba en su ánimo abandonar el puesto de director técnico del organismo. La ausencia de Alfredo Forcano y, prácticamente, de toda la junta directiva durante los meses de verano de la sede social del organismo provocaron que la renuncia al cargo se produjera «de facto» hace sólo unos días.
Las razones que el máximo responsable de los velocistas españoles ha expuesto para abandonar la Federación Española se basan en que los planes de trabajo que expuso al hacerse cargo de la dirección técnica de ese organismo no se han llevado a cabo.
Pascua Piqueras planteó la descentralización del atletismo español. Pensaba que la creación de 10 federaciones regionales evitaría en gran parte el elevado gasto que suponen las 52 provincias existentes. La propuesta fue aceptada, pero no se ha llevado a la práctica; yace en una carpeta.
Propuso la concesión de una ayuda más sustancial a los clubs, que hasta la fecha es de 150.000 pesetas: suma que cubre con dificultad los presupuestos de material. Este punto tampoco se llevó a cabo. La idea de que a los entrenadores se les diera otro tratamiento en el sentido de que fueran unos profesionales que cubrieran el ámbito nacional para dirigir en los distintos puntos de la geografía española los sistemas de preparación, tampoco se ha visto realizada.
Antes de hacerse cargo de la dirección técnica de la Federación, Pascua Piqueras promovió un sistema de recompensas para los entrenadores y no sólo para los atletas. Consideraba que esto, a la postre, no sería un premio, sino también una recompensa a la labor desarrollada con los deportistas. Tampoco se llevó a cabo.
El punto más importante de los que planteó a la directiva de la Federación se refería a las ayudas para los atletas. La situación socioeconómica de los deportistas era el asunto que más le preocupaba. Consideraba que del presupuesto de la Federación Española —alrededor de 128 millones de pesetas al año— una partida descompensada negativamente iba a parar a las economías de los atletas de élite —16 millones aproximadamente—. Por otra parte, existía el tema de la inseguridad de los «becados». Las becas se concedían —y se conceden— por un período de seis meses. Esto provoca que los deportistas se planteen el futuro con unas enormes lagunas. El resultado es que atletas con veinte o veintiún años han dejado la práctica del deporte para preparar decididamente la carrera en la que tratan de licenciarse. Pascua Piqueras, para evitar estas situaciones, propuso la concesión de becas por períodos de Cuatro años, es decir, para el tiempo que transcurre entre dos ediciones consecutivas de los Juegos Olímpicos. Estos planteamientos tampoco se hicieron realidad.
Ante esta situación, Pascua Piqueras ha abandonado el cargo de director técnico de la Federación Española. «No quiero solidarizarme con el sistema».
Un sistema cuyo órgano de dirección es una junta directiva que emite unos veredictos a los informes dados por los entrenadores técnicos. La publicidad de sus decisiones es nula. Desde el pasado mes de julio nadie ha cobrado —al parecer— la beca asignada.
Las becas para los atletas conllevan una suma de 24.000, 12.000 ó 6.000 pesetas. La concesión de una u otra está en función de las marcas que realice el becario, pero siempre dentro de un sistema rígido.
La arbitrariedad en las concesiones y denegaciones de becas es, en ocasiones evidente. Una pelea dialéctica ocurrida en el mes de febrero entre Alonso, un junior en franca progresión, y el director de la residencia, donde el atleta estaba becado, por presentarse aquél en el comedor con unos pantalones cortos a flecos motivó que a primeros de este mes recibiera un telegrama en el que se confirmaba la denegación de la beca.
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