En defensa de un tesoro nacional

Asiduo lector de EL PAIS, agradezco al señor Jiménez-Landi su, artículo publicado el 15 de agosto. Completamente de acuerdo con todos los «botones de muestra» que señalan el peligro real que amenaza cada día a nuestro acervo cultural, a pesar de las leyes de Defensa de Patrimonio Artístico y de la más reciente del Bibliográfico y Documental, que son armas puestas en nuestras manos, pero sin la munición de un Reglamento. Siento mucho que el señor Jiménez-Landi, al sugerir la creación de «un cuerpo de inspectores del patrimonio histórico-artístico», se haya olvidado de que los Cuerpos de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, luchan denodadamente en ese sentido, a pesar de su escasez numérica, -en 22 provincias un facultativo es eljefe de todos los Servicios de Archivos y Bibliotecas-, falta de autoridad y medios económicos. No es, pues, necesaria la creación de un nuevo Cuerpo de funcionarios para proteger nuestro patrimonio cultuúral. Améntese sustancialmente la plantilla de los citados, de acuerdo con las propuestas realizadas hace tiempo por nuestras tradicionales Direcciones Generales de Archivos, Bibliotecas y de Bellas Artes, inexplicablemente todavía hoy refundidas en la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural, y poténcícnse al máximo los acuerdos y con clusiones de los Congresos Nacionales e Internacionales de Archivos, Bibliotecas y Museos. Hoy más que nunca, deben aunarse los esfuerzos de las autoridades eclesiásticas, militares y civiles de la Administración nacional

Vice-director del Archivo Histórico