Romper el monopolio empresarial

Hablábamos ayer de que un torero, Paco Lucena, quiere retirarse de la profesión porque no encuentra forma de abrirse camino. Esta es la situación de muchos toreros en el momento actual. Su problema mayor no es dominar al toro, tener garra para merecer la atención del público, sino romper la barrera del monopolio empresarial. Un buen número de figuras, que lo son porque las grandes empresas administran su carrera, no resistirían -no resisten, está comprobado- la confrontación con el toro reglamentario ni la competencia con algunos de los espadas que están arrinconados en el montón de los que llamamos «modestos». Pero siguen adelante, copan ferias. Empresarios, y, a su vez apoderados de determinados diestros, son Balañá, Manuel Chopera y Nueva Plaza de Toros de Madrid, S. A., que controlan el mayor número de espectáculos, y los más importantes, de cuantos se celebran en España.La plaza de Vista Alegre, como es sabido, permanecerá cerrada hasta septiembre. Durante todo julio y parte de agosto -tan taurinos, ¿no es cierto?- en Madrid y cercanías, prácticamente no se dan toros más que en la plaza de las Ventas. Abstinencia, casi. Pero he aquí que a partir del 15 de agosto se producirá una multiplicidad de festejos apabullante; coincidirán espectáculos, las mismas fechas, en las plazas de Madrid, Colmenar Viejo, San Sebastián de los Reyes, Alcalá de Henares. Empacho, casi. Esta falta de organización o de coordinación no tiene sentido.

Mientras tanto -decíamos más arriba- unos cuantos toreros y las organizaciones que los administran se llevan la parte del león de las mejores ferias y, por tanto, de las más sustanciosas taquillas, al tiempo que el grueso del escalafón permanece a la expectativa por si en alguna parte, a veces por pura carambola, surge un contrato ignominioso. Volveremos sobre el tema, porque este estado de cosas, bastante oscuro, afecta a numerosos profesionales a quienes les gustaría, por lo menos, vivir de su oficio. Que ni eso pueden.