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El fútbol español se democratiza

La asamblea general del fútbol español ha dado un primer paso hacia la democratización de sus estructuras. La prueba más palpable de este hecho es el sistema de votación que el próximo año regirá en el pleno. El número de votos con que cuenten en esas fechas los distintos estamentos será el siguiente: Junta Directiva: 19 miembros, a 5 votos cada uno: 95 votos; Comité Nacional de Árbitros: 50 votos; Agrupación Nacional de Jugadores: 50 votos; Comité Nacional de Entrenadores: 25 votos; 18 clubs de Primera División: a 10 votos, más los adicionales que prevé el artículo 12 de los Estatutos: 360 votos; un grupo de la Segunda División A, compuesta por 20 clubs, a 8 votos: 160 votos; dos grupos de Segunda División B, integrada por 40 clubs, a 4 votos: 160 votos; seis grupos de Tercera División, formada por 20 equipos, a 4 votos: 480 votos; y las Federaciones Regionales, a las que corresponde el 36 por 100 de los votos, según el artículo 12 de los Estatutos.

El sistema de votaciones de los diferentes temas ha sido completamente variado de cara al próximo pleno del fútbol español. En cuanto a aquellos asuntos que afecten de un modo esencial y decisivo a las estructuras básicas del fútbol nacional, intervendrá en la votación con el número de votos correspondiente todo el conjunto de la asamblea general.

En lo que se refiere, sin embargo, a asuntos o temas que afecten exclusivamente a una División o a las Federaciones Regionales, votarán únicamente los componentes de cada sector. Cada miembro de una división representará un voto; y si se trata de una cuestión a dilucidar entre las Regionales, éstas participarán con el número proporcional que les corresponda con arreglo a su representación.

Por último, la decisión de someter un asunto a votación de toda la asamblea general o del sector afectado, corresponderá al presidente, previo acuerdo de la Junta Directiva.

Triunfó la propuesta del Real Unión

La reestructuración de la categoría nacional del fútbol español fue el tema más polémico de la jornada de ocho horas y media de trabajo que ayer realizaron los asambleístas Pablo Porta, presidente de Federación Española, comentó propuesta que presentó la Junta Directiva. Esta moción contemplaba el mantenimiento de una Primera División compuesta por 18 clubs y una Segunda División de 20 clubs, pero creaba una Segunda División B, que integrarían otra veintena de equipos, y una Tercera que estaría formada por un total de ocho grupos con 20 clubs cada uno.

Pablo Porta, en representación de la Junta Directiva que había hecho la propuesta, expuso que esta reestructuración tenía varias ventajas. Con ocho grupos de clubs de Tercera sería más sencillo componer los grupos, se observaría una mayor vecindad entre los equipos y se evitarían muchos gastos de subvención en concepto de kilometrajes. La creación de l Segunda B supondría para los diferentes equipos que tuvieran la desdicha del descenso de la Segunda A. no caer en el «pozo de la Tercera»: al tiempo, evitaría que en esta última categoría compitiesen equipos cuyos clubs tienen un presupuesto de varias docenas de millones de pesetas con otros cuyo nivel económico es bajo. Este desequilibrio en las economías —en opinión de Pablo Porta— haría perder competitividad al Campeonato de Liga. Al tiempo, también encontraba un inconveniente para los clubs de Tercera: que no ascenderían inmediatamente.

Después de definir la propuesta del Real Unión de lrún -dos grupos de Segunda B y seis grupos de Tercera— como de «más simpática que efectiva, cedió su turno de palabra a Pascual Dorronsoro, presidente del club que elevaba la moción y que solicitó se votara conjuntamente con la que presentaba la Junta Directiva. En la consiguiente disparidad de opiniones, el presidente de la Federación Española apuntó que aquellos que eran partidarios de la creación de los grupos de Segunda División B se podían ir olvidando de subvenciones por «kilometrajes», al entender que los equipos que las compusiesen tendrían unas plantillas de auténticos profesionales. Para demostrar esta afirmación acudió al censo de futbolistas españoles: 2.200 profesionales. De ellos, sólo 950 pertenecen a las plantillas de Segunda y Primera División. Esto —hizo significar Pablo Porta— supone que en Tercera son casi todos los jugadores profesionales.

Antonio Fernández, representante del Carabanchel, tomó la palabra para rogar que la votación de esta reestructuración se pospusiese hasta que funcionase el Comité de Fútbol Profesional y que fuese este organismo el que estudiase el tema. A continuación, José Luis Fernández, representante del Betis, propuso una nueva moción en el sentido de que se mantuviese la Segunda División tal y como está y se formasen seis grupos de Tercera.

Antes de pasar a la votación —de la proposición de la Junta Directiva— se hicieron dos salvedades, en las que se apuntaba la solicitud de los clubs canarios de poseer los mismos derechos que las demás regionales. Nadie tuvo inconveniente en aceptar la intención de Las Palmas de que sólo ascendiese —en el caso de ser aprobada la moción— un solo club, en tanto que Tenerife solicitaba que no hubiese limitación en el ascenso a categoría nacional para sus clubs.

Realizado el escrutinio de la votación, en la que participaron Real Sociedad y Burgos mientras que el resto de los clubs de Primera optaban por abstenerse, el resultado fue el siguiente: 405 votos favorables a la propuesta de la Junta Directiva y 321 en contra. Los parciales fueron: Federaciones Regionales: 273 a favor y 164 en contra: clubs de Primera: 10 a favor, 10 en contra y 16 abstenciones: clubs de Segunda: 96 a favor y 40 en contra: clubs de Tercera: 26 a favor y 107 en contra.

A la vista de los resultados. Pablo Porta, en un alarde de espíritu democrático, decidió «en función de las prerrogativas que me confiere la presidencia» que se procediera —al no darse los dos tercios favorables a la propuesta de la Junta Directiva- a una votación en la que entrasen cuatro mociones. Primera: dos grupos de Segunda B —moción del Real Unión de Irún— y seis de Tercera. Segunda: Dos grupos de Segunda B y ocho de Tercera, entre los que ascenderían cuatro clubs a un Segunda B y otros cuatro al otro Segunda B. Tercera: se modificaba la propuesta presentada por la Junta Directiva, en el sentido de que descendían cuatro equipos de Segunda A a Segunda B, promocionaban cuatro de este último grupo y los campeones de Tercera se eliminaban unos, para promocionar los restantes. Cuarta: la proposición de la Comisión.

Los resultados de la votación fueron los siguientes: 430 a favor de la propuesta del Real Irán; 281 a favor de la de la Comisión y 88 a favor de la segunda de las mociones. Los resultados parciales fueron: para la del Real Unión, las Federaciones Regionales concedieron 204 votos; los clubs de Primera, 65; los de Segunda, 48 y los de Tercera. 113. Para la de la Junta Directiva, las Federaciones Regionales concedieron 153 votos; 104 los clubs de Segunda y 24 los de Tercera. Para la segunda propuesta, las Regionales concedieron 41 votos y 2 los clubs de Tercera.

Inmediatamente se discutió cuál iba a ser el procedimiento a seguir antes de que comenzase a regir la nueva estructura de la categoría nacional, es decir, para la Liga 1976-77. Después de unos pequeños cambios de impresiones — siempre regidos por la cordialidad y el respeto a las opiniones adversas—, se decidió que en la próxima temporada no descienda ninguno de Tercera a Regional preferente. Los equipos de Tercera que queden en primer lugar de la tabla al final de la Liga, accederán inmediatamente a la Segunda A. Los terceras que ocupen del puesto segundo al décimo, subirán a Segunda B: los demás —del 11 a120—permanecerán en Tercera; no obstante, los dos últimos de cada grupo habrán de promocionar.

En resumen, serían 40 los clubs que permanecerán en Tercera —ocho de los cuales habrán de promocionar—-. Hasta 120 equipos que compondrán los seis grupos restarán setenta y ocho Regionales —hay que descontar a un club de Tenerife y a uno de Las Palmas— para rellenar la Tercera División de 1977-1978.

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