Haro y Esteva, incluidos en la selección olímpica
Ciento veintidós participantes y cuarenta y nueve técnicos, además de Tomás Pelayo, Anselmo López, Manuel Benito y Segismundo Sánchez, que van al frente de la expedición, componen la selección olímpica española que estará en Montreal. De los ciento veintidós, hay cuatro inscritos provisionalmente, porque antes del día 10 habrán de realizar la marca mínima o confirmarla. El Comité Olímpico Español ha cerrado ya el cupo de representantes, entre los que esta vez habrá solamente doce mujeres: dos atletas, tres gimnastas y siete nadadoras. En la lista que se cerró el domingo han conseguido al fin su inclusión Mariano Haro y Santiago Esteva, los dos deportistas hispanos que a nivel internacional mayores éxitos han cosechado.Había expectación en el fin de semana por comprobar hasta qué punto nadadores y atletas eran capaces de componer una selección nutrida. En Barcelona se jugaban los tritones su postrera baza y en Madrid y San Sebastián se disputaban las pruebas que podían resultar definitorias en atletismo. Yo diría que cuantos seguimos de cerca el deporte y de alguna manera sentimos la emoción que proporciona la competición atlética, estábamos deseando que Mariano Haro demostrase que está en condiciones, pese a haber cambiado de prueba, de acudir de nuevo a los Juegos. En San Sebastián, ciudad que posee un espíritu deportivo muy singular, se produjo un lleno en el estadio de Anoeta y el público se volcó en favor de Haro que, casi en solitario, aunque con alguna liebre a su disposición -Hidalgo se vació en los primeros kilómetros para marcar el ritmo adecuado-, corrió para que la marca mínima se produjera. Haro, bien acompañado por Ruiz Bemal, corrió por debajo del tiempo que exige la IAAF. En Montreal tratará de superarse en la pista para intentar repetir la hazaña de Munich, cuestión esta que a priori debemos desestimar porque las circunstancias han variado, aunque del bravo atleta palentino cabe esperar siempre una actuación corajuda y nunca decepcionante. Decepción debe ser lo que siente Ruiz Bernal, que pese a haber cumplido con lo estipulado por la IAAF para ocupar la segunda plaza del equipo, no ha sido íncluido en la selección.
En atletismo hay tres atletas, Sarría, García López y Javier Martínez, que además de correr el relevo podrían participar en la prueba de 200 metros si alcanzasen, antes del próximo día 10, 20"6. Condicionados también a repetir o realizar marca, están Martín Morillas, Rosa Colorado, Tallón y Efrén Alonso. De los cuatro yo apostaría a que viajan Martín Morillas, que hizo hace tiempo los 2,18 exigidos, y Rosa Colorado, porque Carmen Valero necesita alguien que le acompañe.
La gran duda de la natación estaba en Santiago Esteva, al que los deberes militares no han permitido en los últimos meses una preparación exhaustiva. Esteva estará en Montreal, entre otras cosas, porque se le supone capacitado para mejorar notablemente, de aquí al momento de entrar en competición. Esteva era hombre clave para el equipo de relevos y hombre fundamental para soñar con alguna final, cosa que le resultará ahora mucho más difícil que en México.
La selección olímpica española, como siempre, únicamente puede pensar en un golpe de fortuna en alguna disciplina y en que se confirmen las fundadas aspiraciones de boxeo, vela, tiro y piragüismo. En el resto de las disciplinas, no hay que hacerse demasiadas ilusiones aunque como siempre volverá a hablarse del hockey, el ciclismo y la hípica. Relevado Mariano Haro de la obligación de correr la marathon, en el estadio olímpico tendremos pocas alegrías, a no ser que el fútbol produzca la sorpresa y llegue a disputar el tercer puesto. Mas opción no deben tener Kubala y sus chicos, porque las naciones del Este de Europa, como es tradicional, acudirán con sus mejores selecciones.
El público español, como cada cuatro años, se sentirá decepcionado por la falta de triunfos. En un país en el que no existe auténtica programación deportiva por parte del Estado, en un país en el que el deporte ha de vivir de la limosna de la quiniela, es natural que el progreso sea lento. A lo único que podemos aspirar es a quedar discretamente dentro del nivel que nos corresponde.
