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Es obligatoria la devolución al corral durante el primer tercio

En la corrida de la Prensa, celebrada el pasado jueves, el público protestó con fuerza, y con razón, el Cuarto toro. Era cojo. El griterío fue en aumento durante el primer ter cio, porque visiblemente la res perdía fuerza a medida que avanzaba la lidia, doblaba las manos, se derrumbaba de los cuartos traseros. Es inexplicable que elstas circunstancias no las viera la presidencia y que- no se apresurara a devolver la res al corral. Había ésta entrado,ya dos veces al caballo cuando en, el palco apareció el pañuelo verde.Y la gente se indignó entonces porque se consideró que la devolución era, en aquél momento, antirreglamentaria, por cuanto lo dispuesto es que un toro no podrá ser retirado del ruedo para sustituirlo por el sobrero una vez haya sido picado. No es así, sin embargo. La interpretación correcta es entendemos- que el toro no está picado hasta que no, concluye el tercio. El hecho de que haya sido castigado con uno o varios puyazos no, basta para considerarlo picado. Un toro está picado cuando recibe todo el castigo que conviene a.su fuerza y temperamento. Sólo en ese momento puede darse por terminado el tercio. Y sólo en ese momento empieza a tener vigencia la condición expresa por la que no puede ser devuelto al corral. La decisión de don Luis Gómez, presidente de la -corrida de la Prensa, fue, en consecuencia, correcta.

Y como estamos con el reglamento será conveniente que refresquemos la memoria de la autoridad respecto, a dos corruptelas ,técnicas que se repiten todas las tardes, al parecer,en la impunidad. En la misma corrida del jueves en tantas y, tantas, por otro ladó- el picador de Julio Robles tapaba deliberadamente, la salida de los toros, giraba,a su alrededor. Esta forma de hacer la suerte la prohíbe expresamente él artículo 94 del vigente reglamento taurino y prevé sanciones económicas concretas para los infractores. De otro lado el artículo 116 -cito textualmente- «prohíbe a los individuos de la cuadrilla ahondar el estoque que tenga colocada lares..., marearla a fuerza de vueltas o capotazospara que doble más pronto». Otro mandato que se incumple todas las tardes y muchas veces cada tarde. En la ficha que antecede a la crónica de las corridas cuando detallamos la forma en que cada matador dio muerte a su toro, incluimos con frecuencia el término «rueda de peones», porque así se hizo. Muchas veces el toro cae, no por efecto de la.estocáda, sino por esas vueltas, vertiginosas, para cuya realización tienen las cuadrillas una habilidad que quisiéramos ver en otros momentos de la lidia. No tenemos noticias de que los presidentes de la plaza de Madrid hayan sancionado a nadie por este motivo.

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