Los miuras, por los cuernos
Si don Eduardo Miura, el viejo, levantara la cabeza, se volvía a morir de la impresión: Dámaso Gómez no solo le tocó un cuerno a un toro de su divisa, sino que lo hizo a cuerpo limpio y durante un buen rato. La corrida no correspondió a la leyenda: además de altibajos, en su presentación, resultó noble y facilitó el triunfo de los toreros. El que obtuvo Ángel Teruel fue clamoroso.
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